Capítulo 28.

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-Deja de quejarte. –Dijo Harry empujándome para que entrara dentro de la casa.

-¡Es que es verdad!-Refunfuñé dándome la vuelta.- ¡Tiré mal! ¡Debiste dejarme tirar de nuevo!

-Me da igual. –Dijo Harry burlón.

-Pues a mí no. –Me crucé de brazos.- Porque estás haciendo trampas.

-¿Yo? –Harry se señaló con el dedo y yo asentí.- Bueno, pues cuando estemos por Londres me dices qué trampas estoy haciendo, porque ahora no lo entiendo. –Harry puso sus manos en mis hombros y me obligó a darme la vuelta. Me empujó hacia dentro de la casa y me dio una cachetada en el trasero, y antes de que pudiera darme la vuelta, cerró la puerta.

Puse mi mano derecha en mi trasero. Había escocido. Me dí al vuelta reaccionando, abrí la puerta con toda la intención de dejar estéril a Harry si volvía a hacer eso. Pero… no había nadie.

Miré a la casa de al lado, y allí estaba la vecina con los rulos en la cabeza mirándome.

Seguramente lo vio todo. Esa mujer vivía por y para la ventana.

Intenté disimular y le sonreí moviendo la cabeza hacia ella. La mujer se metió dentro de la casa sin responder al saludo. Fruncí el ceño.

-Pues ya no te saludo más, vieja chocha. –Me metí dentro de mi casa, cerrando la puerta de un portazo mientras me frotaba el trasero.

¿Quién se creía para hacerme eso? Cuando viera a Harry, se iba a enterar.

Subí las escaleras dirigiéndome a mi cuarto, no había nadie en la casa, así que las subía dando fuertes pisadas. Cuando llegué arriba, el teléfono fijo empezó a sonar.

-No me jodas…-Susurré, soltando un alarido bajando de nuevo las escaleras, y cogiendo el teléfono. Tenía que comentarles a mis padres la necesidad de un teléfono con batería, en el piso de arriba. - ¿Diga?

-¿Qué tal el día?

-No debiste de haberte ido así. Podría haber despachado a Harry.

-Sí claro. –Dijo irónicamente Chels.- ¿Qué hicisteis?

-Fuimos a jugar al fútbol, por lo visto, la hermana de Harry, Gemma, tiene un equipo de fútbol, y estoy dentro… Espera, ¿por qué tengo que darte explicaciones de lo que hicimos?

-Interés.

-Chels…

-¿Qué? Es verdad –Ella tosió al otro lado del teléfono, seguramente para hacer pasar desapercibida su mentira.

-Me gusta la gente que va al grano, Chels. –Ella no dijo nada.- Chels, al grano. ¿Qué quieres? ¿Hay algo mal con Louis? ¿Él quiere hacerlo y tú no…? ¿O es que ya no eres virgen y no sabes cómo decírselo?

-A veces me pareces repugnante. –Escupió.

-Gracias, el sentimiento es mutuo. –Sonreí.- Venga, Chels, qué pasa.

-Es que estoy preocupada.

-¿Me vas a hacer ir a tu casa y sacarte lo que te pasa por otros medios? En serio Chels, me estás preocupando.

-Mis padres están discutiendo mucho, y no sé qué hacer… Últimamente mis padres ni se dan un beso cuando mi padre llega del trabajo, si se hablan, es mal, o borde… No es como antes.

Algo va mal Kate, y no sé que hacer. Necesito tu ayuda. –La voz de Chels se iba apagando, y se le notaba la tristeza.

-A ver Chels, tranquila. –Odiaba decirle a una persona que se tranquilizara en momentos difíciles, pero no se me ocurría otra cosa que decir.- A ver, los matrimonios, tienen peleas, es normal que esto ocurra. Todos los matrimonios pasan por una mala racha, sé que es difícil ver a tus padres gritarse el uno al otro, pero ya pasará. Intenta tratarlos bien, y no les saques mucho de quicio… Se arreglará todo.

No es demasiado tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora