Capítulo 26.

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No paraba de dar vueltas en la cama, no conciliaba el sueño. Supongo que era porque no estaba acostumbrada a ese colchón, y porque estaba en una casa que no era mía.

Las imágenes de lo sucedido hace a penas unas horas, tampoco me ayudaban mucho a conciliar el sueño, pues cada vez que cerraba los ojos, me daba la sensación de que alguien me estaba observando desde la puerta. No podía pegar ojo.

¿Qué hubiera ocurrido si Harry no hubiera aparecido?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo imaginando las posibilidades de lo que hubiera pasado si Harry no hubiera aparecido.

Pero aún así, no sabía cómo estaba Louis. Qué mal gesto por mi parte, ni si quiera me preocupé por preguntarle… “Mañana al levantarme será lo primero que haga.” Me prometí mirando hacia el techo, con las manos descansando sobre mi estómago.

Pasaron los minutos, y no podía pegar ojo, eran casi las tres menos cuarto de la mañana, y no sabía qué hacer. Me levanté y di una vuelta por toda la habitación, viendo los pequeños retratos enmarcados que había sobre las estanterías.

Había una foto, en la que había dos niños, una niña y un niño. La niña era más grande y sostenía al niño, un pelo rubio, lacio, unos ojos verdes brillantes e inocentes alumbraban la cara de aquel niño pequeño.

Harry.

“Hay que ver, con lo gracioso que estaba en este tiempo, y en lo que se acababa de convertir.” Pensé, solté una risa baja, tapándome la boca para no hacer ruido. Deposité aquel marco en su lugar, y me dirigí al balcón. Fui a abrir la ventana, pero chirriaba.

Mejor me estaba quieta.

Después de seguir dando vueltas por la habitación, haber mirado todas las fotos, dvds, etc, me senté en la cama.

Ya sólo me faltaba levantar la alfombra que cubría el suelo y confirmar que no había ninguna entrada secreta.

Me eché en la cama, poniendo mis brazos en cruz mirando al techo. ¿Estaría Harry despierto?

No sé cómo me apañé, bueno, la verdad es que sí, sólo me levanté de la cama y me acerqué a la puerta, abriéndola y quedándome en el pasillo, a unos pasos de tocar a la puerta de Harry, para ver si él estaba despierto.

El pasillo estaba en silencio, todo a oscuras. Después de lo ocurrido con… Mejor ni recordarlo. Daba repelús estar en un sitio a oscuras.

Observé el pasillo confirmando que no había nadie, me parecía una grandísima estupidez, pero estaba algo inquieta.

Unas risas rompieron aquel silencio. Las risas sonaban cercanas, miré la puerta de Harry y salía luz por la parte de debajo de la puerta.

De repente la puerta se abrió y salió una chica alta en pijama, era delgada, y al sonreír tenía hoyuelos. Me recordó a Harry. No pude verla bien del todo, pues estábamos a oscuras.

La chica se sobresaltó al verme y se puso la mano en el pecho y me sonrió.

-Buenas noches. –Dijo educadamente en un susurro.

-Buenas noches. –Respondí sin entrar en mi dormitorio. Nos quedamos unos segundos en silencio sin mirarnos.

-¿Tienes algún problema o necesitas algo…? –Susurró. Levanté la mirada y parecía que ella no lo estaba diciendo de mala gana. En realidad parecía interesada en si necesitaba algo.

-Oh, no no… -Negué con la cabeza.- Es sólo que escuché ruido y me asomé a ver qué era.

La chica emitió un leve ‘ah’

No es demasiado tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora