Capítulo 23.

4.3K 206 21
                                    

-¿A dónde me llevas? –Metí mis manos en el bolsillo de la sudadera intentando entrar en calor, pero no funcionó ya que tenía la sudadera totalmente empapada.

-A sacarte de aquí –Contestó Harry.

-¿Estás loco? Tengo clases y..

-Y no puedes aparecer así chorreando tal y como estás, y además vas a resfriarte. –Harry agarró más fuerte mi mano y tiró de mí. – Ven por aquí, no hagas mucho ruido, no quiero que los profesores nos pillen.

Seguí a Harry totalmente en silencio, fuimos a la segunda puerta que había del colegio, en el colegio había dos puertas, una puerta normal y corriente, por donde entraba la gente andando, y la segunda puerta que era a dónde nosotros nos dirigíamos, era por dónde entraban los coches.

-¿Cómo sabías que estaba abierta?

-Entre clases, la puerta está abierta, porque hay profesores que tienen que salir y entrar. En el descanso, la cierran para que no se escape ningún alumno.

-Pero entonces… Si faltamos, ¿no se darán cuenta?

-Bah, tú no te preocupes por eso. –Se giró y me sonrió. Un sentimiento de confianza me inundó.

Conseguimos salir del recinto, sin que nadie nos viera. Andamos un poco más, y pedimos un taxi. El taxista nos miró mal al ver que estábamos un poco empapados, seguramente estaría más preocupado porque le íbamos a mojar los asientos, que por el posible resfriado que pudiéramos pillar si seguíamos afuera más tiempo. El taxista cedió a subirnos, puso unos plásticos para proteger los asientos y entramos.

Por fin un lugar cálido. Harry le dio una dirección al hombre, no me enteré, pero tampoco me importaba.

Acababa de escaparme del colegio, con el chico que hace que cada molécula de mí se estremezca con sólo mirarme, y hace nada me había besado.

Mi primer beso. Con él. No me había percatado de que estaba mirando a Harry, cuando él me miró y me sonrió. Me cogió mis manos entre las suyas, intentando hacerlas entrar en calor, lo que agradecí mucho.

-Para ser tu primer beso, no ha estado nada, nada mal. –Susurró Harry en mi oído.

Miré a Harry, y esta era la primera vez que no sabía si me había ruborizado. Tenía las mejillas tan frías, que hasta me dolían. Harry me rió divertido, y me acarició las mejillas. Poco después el taxi paró, estábamos justo en frente de la casa de Harry.

Harry pagó el transporte, y salimos corriendo hacia la puerta.

-¿No crees que es un poco estúpido salir corriendo, cuando ya no nos podemos mojar más por mucho que estemos bajo la lluvia? –Reí a su lado, mientras él abría la puerta. Él me rió la gracia y asentía.

-Bueno, pero todo lo estúpido, si lo hago contigo, se vuelve especial. –Dijo abriendo la puerta mientras me dejaba paso, y me miraba con una sonrisa.

Yo esquivé su mirada, y entré. Por suerte había una esterilla en el suelo, pegué un salto, y me mantuve quieta. Después Harry entró pisando todo el suelo.

-Vas a mojar el suelo. – Él se encogió de hombros.

-Tengo que fregar de todas formas. –Me reí ante su comentario.

-¿Sabes fregar?

-Hombre, ¿tú que te crees? –Alzo la barbilla y reí.- Soy todo un amo de casa y un manitas.

-Ya claro. –Reí.

-¿Te atreves a dudar de mis dotes culinarias? –Se agachó y rodeó mis piernas, subiéndome a su hombro, como un saco de patatas.

No es demasiado tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora