Capítulo 11.

4.7K 166 18
                                    

-Vamos, Kate, que yo te invito, no seas pesada.

-Que no Chels, que no  hace falta.

-Pero vamos a ver, ¿quién es la nueva aquí? –Me preguntó y no me dejó contestar- ¿Tú verdad? Pues yo invito, y ni me rechistes.

Dejé de insistir, y dejé que pagara ella nuestros helados.

-Gracias cabezota –Dije mientras lamía el helado de chocolate que Chels me había comprado.

-Calla, y come

-Mm.. –Dije obedeciendo- Mira, vamos a aquel parque de allí, a ver si hay bancos o algo dónde sentarse.

Empezamos a andar, cruzamos la carretera y giramos a la derecha, volviendo a cruzar la carretera y siguiendo recto, hasta llegar a ese parque.

No sé cómo se llama, pero era bonito. En España no he visto ninguno así, unos árboles enormes, todo muy bien cuidado, ni un solo papel en el suelo. Todo muy limpio. Es agradable estar aquí.

Había unos bancos de madera, algunos ocupados por personas mayores, otros por familias, una madre y su hijo… Por fin vimos uno libre, el parque estaba un poco lleno, la verdad.

Había niños jugando con la pelota, corriendo de arriba a bajo. Qué aguante.

Otras personas paseaban, con sus amigas o con su pareja.

También pasaban algunos con la bicicleta o patinando. A mí nunca se me dio bien patinar. Reí en mis adentros.

-Aquí nuestros helados corren peligro. –Dijo Chels ‘devorando’ su helado.

-Calla y come –Recité lo último que ella me había dicho, con la misma entonación. Ella me miró entrecerrando los ojos, lo que ocasionó que soltara una carcajada.

-Te atreves a utilizar mis argumentos contra mí –Dijo Chels poniéndose la mano en el pecho, y poniéndole.. ‘entusiasmo’ a la situación.

-Me atrevo, me atrevo –Dije entre risas

-Qué poca vergüenza... qué descaro… ¡Agh!

-No lo sabes tú bi… -En ese momento un balón aterrizó en mi mano, tirando mi helado al suelo.

-¡JÁ! ¡A ESO SE LE LLAMA KARMA! –Dijo Chels levantándose del asiento, mientras me señalaba y se reía.

-Bueno… -Dije cogiendo mi bolso y sacando un pañuelo para quitarme el helado que había caído en mi mano- Por suerte no pagué yo el helado –Dije mirando a Chels con una sonrisa.

-Uhhh… -Dijo ella, poniendo las manos en jarra.

-¡Lo siento! ¡Lo siento tanto! ¿Estás bien? – Una voz masculina se acercaba a nosotras. Levanté la cabeza, mirando detrás de Chels y Chels giró su cabeza mirando detrás de ella.

Al fin apareció el chico. Me resultaba familiar. Iba vestido con la equipación de fútbol. Soy muy mala para diferenciar los equipos de fútbol, y más si son ingleses.

-¿Estás bien? –Dijo el muchacho interrumpiendo mis pensamientos. Me resultaba realmente familiar. Para lo altos que son los chicos ingleses, este en cambio, era un poco bajo.

-Sí tranquilo, sólo me quedé sin helado. –Señalé el helado ya casi derretido, destrozado y sin vida en el suelo. Qué exageración.

-Lo siento, estoy jugando con mis hermanas –Miró hacia atrás, Chels y yo seguimos su mirada y vimos a dos gemelas. – A la que lleva la coleta, no calculó la fuerza y le dio demasiado fuerte a la pelota. –Dijo el muchacho mirándonos otra vez.

No es demasiado tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora