Capítulo 29.

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-Ni que tuviera tu nombre grabado en algún sitio. –Reí, los ojos de Harry brillaron.

-¿Te gustaría? –Me susurró.

-Cállate –Le di un leve manotazo en el estómago y él soltó una risa pesada.

-Venga, prepárate que ya vamos a llegar.

Bajamos del tren y observamos la ciudad, había mucho bullicio.

-¿A dónde te apetece ir?

-No sé –Dije mirando las calles abarrotadas de gente, y nosotros allí parados, como unas estatuas.- Tú eres el inglés, así que por hoy tú serás mi guía.

-De acuerdo –Dijo Harry riendo.- Ven.

Harry puso levemente su mano en mi cadera, empujándome hacia delante.

-¿No tienes hambre? Ya es un poco tarde. Deberíamos comer algo.

-Bueno… -Puse mi mano sobre mi tripa, y sí, sonaba.

-Por la cara que tienes, podrías comerte una vaca entera.

-Hombre, tanto como una vaca…

-¿Un toro?

-¡No! –Reí. Íbamos andando hacia donde fuera que Harry me estuviera guiando. Veía a lo lejos el gran ojo de Londres. Harry se percató de que lo observaba.

-¿Te gustaría ir?

-No –Dije automáticamente.- Las alturas y yo, no. Polos iguales, osea, que se repelen. –Gesticulé con las manos.

Harry rió.

-No te rías, si tú sufrieras lo que yo con las alturas, te ibas a enterar.

-Exagerada… -Me revolvió el pelo un poco, pero después me lo volvió a poner bien.- Ya queda poco para llegar.

-De acuerdo.

Llegamos a un pequeño restaurante, dónde servían comida, lógicamente, pero era más para jóvenes, que un restaurante de lujo. Era tipo McDonald’s, pero no servían hamburguesas, ¿me explico?

-¿Qué te apetece? –Dijo Harry en frente mío cuando nos sentamos, mirando el menú.

-Lo que tú vayas a comer. –Dije mirando por encima el menú. No sabía qué era cada cosa.

-¿Ensalada? –Alcé la vista por encima del menú, y Harry me miraba. Asentí. - ¿Y de beber?

-Agua

-De acuerdo.

Harry subió la mano y le hizo un gesto al camarero. Este se acercó y Harry le dijo lo que queríamos, el camarero después de haber apuntado lo que queríamos se fue.

-Te agradecería que dejaras de hacerle ojitos al camarero. –Dijo Harry causal, cogiendo una servilleta y haciendo una figura con ella. Yo no tuve más remedio que reírme.

-¿Por qué no?

-Porque no. –Harry estaba concentrado en el trozo de papel. Después lo alzó y miró su forma y me lo entregó. Lo tomé entre mis dedos.

-¿Es una rosa? –La acerqué a mis ojos. Le había salido genial.- ¿Cómo la hiciste? –Dije mirando a Harry sorprendida.

-Cosas que alguien tan fabuloso y genial como yo sabe hacer. –Harry puso las manos detrás de su cabeza sonriéndome, yo no tuve más remedio que sonreírle y observar la flor de papel. Ya buscaría tutoriales en YouTube y aprendería a hacerlas.

No es demasiado tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora