Capitulo 5

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Michael ya ni siquiera pensaba que fuese limpio y cuidadoso en exceso por pura vanidad.
No. 
En aquel momento para Michael... Luke estaba así exclusivamente para el. Para ser comido por el.

Y él lo haría. Una y otra vez.

La lengua traviesa del chico descendió a su bajo vientre, recorriendo su ingle.

Entre besos y chupetones llegó a aquella parte húmeda y excitada.

Admiraba las venas sobresaliendo en su miembro rosáceo. Notado la cabeza hinchada y gortejante, notó cómo el rubio se estremecía con un solo golpe en esa región tan caliente.

Luke seguramente podría disfrutar con esa escena, la visión de Michael disfrutando de su sexo y lamiendo su glande y, en un acto de provocación, chupando la cabeza hinchada de su pene. Sólo esa región, chupando como si pudiera beberse todo lo que Luke pudiese expulsar en un curso de toda su vida.

Justo en ese momento. El rubio no podía soportar. No podía soportarlo por mucho tiempo. En un acto sin pensar, movió sus caderas hacia delante haciendo que Michael casi se ahogara en ese momento. A cambio el peliteñido apretó tan fuerte su polla que el rubio terminó por arrojar su esperma caliente en la cara del chico.

Luke se estremeció, sintió como alguien que acababa de experimentar con drogas por primera vez y estaba alucinado. Su cuerpo todavía estaba caliente, su respiración era poco profunda y para empeorar las cosas, Michael subió encima de él con un rostro nada bueno...


Aquellos ojos azules se cerrados a la espera de un regaño o tal vez un puñetazo en la cara por parte del campeón durante 5 años consecutivos (desde que llegó al club, no perdía nunca) de lucha libre. Pero para la sorpresa del rubio, el ojiverde apenas sello sus labios en un beso rápido. Haciendo que el chico abriese los ojos y lo encarase.


—Mierda, Luke. Te tienes que te controlaras. Estoy todo sucio. —Su voz sonaba tan ronca y excitante. ¿O era el efecto del goce anterior?


Luke no lo entendía, acababa de correrse en el rostro de Michael, gracias a sus manos. Nunca pensó que tenía manos pequeñas. Hasta ahora...

Michael parecía ser mejor en todo. Especialmente con su miembro que se deslizaba sobre el.


—¿Luke? —lo llamo pero el rubio no contesto. Solo, hizo algo impensable.

En ese momento Michael parecía un delicioso pedazo de chocolate bañado en chantillí. Y Luke quería probar ese dulce. Lamió las mejillas del peliteñido, la nariz, la barbilla, la frente y antes de deslizar la lengua de nuevo a los labios entre abiertos y jadeantes, miro hacia esas hermosas esmeraldas. Tan excitadas.


—Hijo de puta.


La sensación de los largos y gruesos dedos de Michael, agarrando su cuello, presionando al tomar la boca de Luke en un beso extraordinario. Como si... Como si quisiese todo ese chantillí de vuelta.

Era indescriptible, y completamente diferente de cuando Hailey beso al rubio, de eso estaba seguro. Y quería más.


Michael había ganado la libertad para hacer lo que deseaba en ese momento.

—Huh...


Era increíble como Michael sabía muy bien qué hacer. Cuando demostró que aqullos músculos no eran solo adornos. Que la fuerza de sus brazos eran excelentes, pudiendo hacer que alguien se siente en su regazo al levantarlo por el culo con tanta facilidad, como si pudiera atravesar la carne suave con sus dedos.

El como simulaba una penetración con aquella polla gruesa entre sus piernas. Michael era la elección perfecta para tener sexo.


—Tan grande, Michael... —Luke murmuraba entre besos lascivos, elevando el ego del ojiverde que sonreía y agarraba una de sus manos que descansaba en uno de sus hombros y la dirigía hacia su miembro.


—Toca Luke. —dijo con voz ronca. Llevando sus labios a la pequeña oreja del rubio. —Siente lo que va a estar dentro de ti. —mordiendo a la vez aquel sitio. —Una... Y... Otra vez. —Haciendo al rubio agarrarlo fuerte. Imaginándolo enterrado dentro de él.


Sonaba tan deliciosamente bien.

—¿Por cuánto tiempo? —Luke cuestionó... Mientras pasaba sus dedos por aquel mástil hinchado.

—Cuantas veces quieras. —respondió seductor.

—No —dejó de hablar mientras pasaba sus dedos en sus labios, pegajosos por su líquido. —Por cuanto tiempo... Tengo que esperar...

Él realmente no sabía.

—Mierda, Luke...


Verlo chupando sus dedos con su sabor era la gota final.

—Tu lo pediste.

Just One Last Time  || Muke || SmutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora