Los primeros rayos del sol entraban por el balcón para iluminar la habitación. Estos despedían la noche y recibían al día. El despertador no tardaría mucho en sonar para informar que era tiempo de asistir al instituto. En mis sueños tenía el ligero presentimiento de que sería un buen día y que sería divertido siempre y cuando la presencia de Finny inhibiera mi oscuridad.
— Por favor, abrázame, bésame y ámame. Y no te detengas porque me estoy enamorando — dije recordando entre sueños.
La esencia de Finny se encontraba impregnada en mi olfato, aun su mirada dulce hacía latir mi corazón.
Y sus ojos... no sólo esos ojos color...— ¡Buenos días! — dijo jugueteando.
— ¿Finny? — pregunté y abrí un solo ojo.
Finny se encontraba sobre mí, con el pijama que aun encogida era demasiado grande para su cuerpo; las mangas le escondían las manos. Su cabello rubio y ondulado estaba más revuelto que de costumbre. Sus mejillas tenían un breve color rojizo, sin embargo, una de ellas tenía un detalle: la herida del día anterior no tenía intenciones de irse. Sus ojos eran grandes y de color gris, eran tan adorables y sinceros que cuando me miraban con tanta ternura, mi corazón le era entregado sin objeción en cada segundo que estaba con él.
— ¡Buenos días! — saludé, con delicadeza le acaricie la mejilla que no estaba herida.
Estar con Finny me hacía feliz, era tan feliz que lograba sentir como mi corazón subía a mi garganta y me ordenaba tocarlo, abrazarlo... besarlo, sí, quería besarlo más que nada en el universo.
Juntos nos lavamos los dientes — por suerte tenía cepillos dentales extra —. El pijama era demasiado grande para su cuerpo y provocaba algo extraño en mí — como querer abrazarlo y besar cada fibra de su delicada piel por toda la eternidad —. Todo decía que estaba en proceso de..., o mejor dicho; estaba enamorado, completamente enamorado, y aun sin comprender la razón no quería que esa sensación tan increíble me abandonara. Deseaba retener cada uno de esos latidos y atesorarlos por siempre.
También desayuné en compañía de Finny. Cuando termine, me alisté para el instituto. Tomé a Raion entre mis brazos, y antes de salir sujeté a Finny de las manos para brindarle un cálido beso en la frente.
— Te estaré esperando... — se sonrojó — en la entrada del instituto cuando terminen las clases — dijo.
— Estoy ansioso de que así sea. — revolví su cabello. — ¡Nos vemos! — dije y salí del departamento.
Finny era fuerte, pero para mí, él era vulnerable a las muestras de afecto. Yo estaba seguro que me esforzaría, para que todo él, me fuera entregado en bandeja de oro.
Durante mis años de instituto, me hospedé en un pequeño lugar que sólo contaba con un baño, una habitación, un armario, una cocina demasiado pequeña, que conectaba con la sala por medio de un desayunador. Era un lugar limpio y estable, me hacía sentir cómodo. La casera tenía a su posesión un edificio con cuatro departamentos de altura, tres de ellos eran rentados por estudiantes de instituto, entre ellos; yo. En el primer departamento, vivía la casera, debido a su condición física.
— ¡Buenos días! — saludó ella, al verme atravesar el pórtico.
— Buenos días — contesté y continúe con mi camino.
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YO MORIRÉ CONTIGO (En edición)
Fantasy¿Qué es lo que sucede cuando decides proteger a alguien? ¿Te enamoras? ¿Acaso te lastiman? ¿Te vuelves audaz? ¿O eres capaz de volar como Superman? "- ¿Qué sucede? - le pregunté ceñudo. - ¿Tengo algo en la cara? Finny soltó una fuerte carcajada. ...