La semana pasa rauda, estoy dentro de la sala esperando que comience la clase de Tom. Alan me distrae con la alocada anécdota de la fiesta a la que fue el fin de semana, estoy tan concentrada en su historia que no me doy cuenta cuando entra Tom, al girarme para ver si ha llegado lo veo cerrando las puertas para comenzar la clase. Sin perder tiempo comienza la cátedra, yo decido concentrarme en lo que habla así que fijo mi vista en mi cuaderno, de vez en cuando levanto mi mirada y ahí esta la de él, cada tantos minutos nuestras miradas se reencuentran como aquella primera vez, en donde parecía que solo estábamos los dos y nadie más.
La hora del receso ha llegado la mayoría abandona la sala incluyendo Tom, luego de un par de minutos vuelve a entrar acompañado del otro profesor que imparte esta misma asignatura, ambos hablan y ríen sin tapujos, están así hasta que la hora del receso termina, Tom acompaña al profesor Lucien Diderot hasta la puerta en donde se despiden con un amigable abrazo. Tom al entrar a la sala me mira y frunce el ceño, camina a su asiento moviendo suavemente su cabeza en negación, la clase continúa pero nuestro juego de miradas termina, me vuelvo a hundir en el mundo real, <<Nada imaginaremos juntos, porque Nada tendremos>> escribo en la parte inferior de mi cuaderno. La clase termina al fin, miro a Tom y lo veo responder dudas de algunos compañeros, me pregunto si se acuerda de lo que me dijo la semana pasada, al pensar en que es muy probable que no lo recuerde, miro al techo dando un triste suspiro.
-¡LEONORA! – Grita una familiar voz masculina.
Saco mi mirada del techo y veo que Oliver está parado en la puerta de la sala, sonrió cuando lo veo, sin pensar me levanto de la silla y ambos corremos por nuestro reencuentro, él me levanta sin ningún problema en sus brazos y me da unas cuantas vueltas, parecemos dos enamorados que se reencuentran en un hermoso atardecer en la playa.
-Por fin has llegado. – Le digo con una gran sonrisa a Oliver.
Mi felicidad dura hasta que recuerdo que Tom está en la sala, al mirarlo lo veo sentado mirándome muy serio, me hace sentir estúpida por lo que acabo de hacer, mi sonrisa desaparece y siento un molesto nudo en la garganta.
-Iguanodonte, no pongas esa cara. – No puedo evitar sonreír cuando me dice así. – Te ves hermosa cuando sonríes.
-Gracias estegosaurio por alegrarme el día.
-Los conozco hace dos años y aun no sé de dónde sacaron esos sobrenombres tan horribles. – Dice Antonella estirándome mi vieja mochila.
-Eso se siente no se entiende. – Dice Oliver.
-Puff... – Dice Antonella y se comienza a reír. – De qué demonios estás hablando, te falto decir que nace del corazón.
Oliver se ríe, yo en cambio me vuelvo a entristecer al recordar a mi pobre corazón.
-¿Leonora estas bien? – Me pregunta Oliver preocupado.
-Estoy cansada. – Le digo con tristeza.
Oliver me entrecierra los ojos antes de darme la espalda, se coloca en una extraña posición.
-Upa. – Dice.
-Oliver aquí no. – Miro avergonzada a Tom quien esta ordenando unos cuantos papeles.
-¡Vamos! – Me reclama él con entusiasmo. – ¡Upa caballito, UPA!
<<Que más da>> pienso, tomo aire y salto a la espalda de Oliver, miro a Tom quien me da una dulce sonrisa, me escondo de su mirada para ocultar mi sonrojada cara. Oliver sale de la sala y me lleva en su espalda hasta llegar a los ascensores. Mientras esperamos que la caja de acero llegue por nosotros, comenzamos a reírnos, Oliver tiene mi mismo estilo de humor así que cada vez que estamos juntos somos una bomba de tiempo que en cualquier momento estalla con estupideces irracionales, Antonella no queda fuera siempre que puede aporta en nuestro extraño y estúpido sentido de humor lo hace. El ascensor abre sus puertas, esta milagrosamente vacío, entramos dándonos empujones y riendo. Llegamos con rapidez al primer piso, comenzamos a caminar en dirección a las oficinas de asuntos estudiantiles, Oliver y Antonella tienen que ir a hacer algunos papeleos yo los acompaño hasta la entrada y me despido, ellos me ruegan que los espere pero mi cansancio me vence.
Camino en dirección a la parada de auto bus, a pesar de mi cansancio voy muy feliz, cuando voy llegando a la salida del estacionamiento de la universidad, veo que un automóvil nuevo se detiene frente a mí, con lentitud veo como se comienza a bajar el vidrio del copiloto y desde el interior escucho la voz de Tom quien me pregunta si me quiero ir con él, me cuesta reaccionar, pero logro responder que sí, abro la puerta del automóvil y entro, Tom espera que me coloque el cinturón de seguridad para ponerse en marcha.
-¿Ese chico es tú novio? – Me pregunta Tom concentrado en el camino.
-Es mi amigo. – Le respondo mirando por la ventana para que no note mi nerviosismo.
-¿Y te gusta tu amigo? – Sonrío por su pregunta.
-No.
-Entonces no deberías actuar como si te gustara, se nota que lo tienes loco. – Me impresiono por lo que dice.
-Es mi amigo y lo quiero como tal, lo que vio hoy solo fue un reencuentro de amigos, no nos veíamos desde diciembre.
-Él está enamorado de ti.
-Lo sé. – Digo entre un suspiro. – Él se me declaró, para no romperle el corazón le dije que no quería tener ninguna relación hasta que me titulara, así que cuando tuviéramos nuestros títulos podríamos ver si lo nuestro funcionaba.
-Lo ilusionaste, la sinceridad siempre es el mejor camino.
-Sí, pero cuando vives con esa persona y paga una parte del alquiler la sinceridad no conviene, además... yo se que se siente cuando la persona a quien amas no siente lo mismo por uno, es doloroso saber que esa persona jamás estará contigo, no quería romperle su corazón, Oliver es un buen chico, tengo la esperanza que encontrara a una chica que lo ame antes que termine la carrera.
-¿Y qué esperanzas tienes para ti? – Me pregunta Tom cuando se detiene en un semáforo.
-No tengo esperanzas. – Le respondo mirando su anillo de matrimonio.
Cuando miro a Tom su boca se separa levemente y sus hermosos ojos se abren, << ¡Trágame tierra! >> pienso, creo que se dio cuenta de que me gusta. Nos quedamos en un incomodo silencio hasta que llegamos a nuestro destino.
-Muchas gracias. – Le digo con un tono triste.
-De nada. – Dice él mientras mira como me saco el cinturón de seguridad.
Luego de una caminata de 7 minutos llego a casa, me voy directo a mi cuarto, me estiro en mi cama y comienzo a pensar en lo que dije, estúpidamente me declare, ahora Tom me evitará, si antes tenía la posibilidad de entrar a su automóvil ahora ni si quiera me mirará. Creo que es el momento de arrancarme la flecha que me clavó Tom, se que dolerá pero debo hacerlo, ya no la necesito, todo se ha acabado.
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Escondiéndome de su mirada (Tom Hiddleston Fanfiction)
FanfictionLeonora una joven que estudia psicología decide ir a una clase de introducción al psicoanálisis impartida por el profesor Thomas Hiddleston, todos le advierten del mal carácter que tiene el profesor y le aconsejan que debe tratar de pasar lo más d...