Camino por la orilla de la playa, llevo un pantalón de piyama rosa, unas sandalias y un gran sweatshirt negro que tiene estampado al frente el nombre de una banda llamada Hatebreed, mi cabello suelto esta despeinado, pareciera que estoy en la miseria misma. Arrastro mi confundida humanidad un día domingo en la mañana hasta una parte de la playa que suelo ir cuando necesito pensar con tranquilidad. No me gusta el mar ni la arena, pero a donde voy es el único lugar en donde me puedo sentir sola, además con la brisa que corre puedo oxigenar mejor mi cerebro, y así pienso de manera más cuerda.
¿Qué es lo que me pasa?, ¿Qué es lo que me confunde?, miro a Oliver y sé que si lo dejo ir, lo perderé y jamás lo podre tener, no siento amor por él, pero en mi interior presiento que él es la única oportunidad que tengo para no quedarme soltera. ¿Y Tom? ¿Qué pasa con él?, no lo sé, siempre he creído que el amor es una simple idealización, tal vez solo lo esté idealizando, a lo mejor, el Tom que creo que es, ese inocente niño dañado, es solo un desplazamiento de mi propio ser herido que proyecto en él, -suspiro con tristeza-, yo quiero a Tom, pero si lo llegara a tener no sé si lo querría mantener a mi lado para siempre, Tom como ser humano tiene virtudes y debilidades, y no sé si sería capaz de soportarlas.
Anoche mis pensamientos me comenzaron a arrastrar hasta la maldita isla de la confusión, ya era tarde, yo decidí irme a mi cuarto mientras Alan, Juliana y Antonella se reían luego de unas cuantas copas, fue ese momento el que aprovecho Oliver para hablarme, él entro a mi habitación para decirme que me amaba y que quería estar conmigo, al decirle que lo pensaría, él se acerco a mí, me miro a los ojos y me dijo con claridad: ¨Si me vas a romper el corazón hazlo rápido, no puedo seguir esperándote Leonora... me haces daño, piensa bien si quieres estar conmigo, esta es la última vez que te hablo del tema¨, luego de eso me dejo sola en mi cuarto. Hoy tuve que salir de casa, Juliana esta enérgicamente mejor y Alan con Oliver hacen una combinación de energía que no puede mantenerse tranquila, menos si Antonella está cerca, yo siempre participo de la ola de energía pero después de lo de anoche solo quería escapar de ahí para pensar y tomar una decisión.
Ya voy llegando hasta mi solitario refugio, comienzo a subir unas rocas para poder llegar a hasta mi pequeña playa privada que está cercada por rocas, llego a la sima, lentamente comienzo a descender por las piedras para llegar hasta abajo, debo rodear una piedra gigante para llegar a mi playita solitaria, salgo del pequeño pasadizo y me sorprendo al ver que hay un hombre tirándole pequeñas piedras al mar. Me quedo quieta mirando al desconocido, trae un pantalón de tela celeste, creo que es un pantalón de piyama y tiene puesto un sweatshirt negro sin nada estampado, me impresiono al darme cuenta que esta vestido igual que yo, su cabeza por una extraña razón me parece familiar, el extraño se queda quieto, lentamente comienza a mover su cabeza hasta que nuestros ojos se encuentran. No puedo creer a quien veo, es Tom, creo ver que frunce el entre cejo, me quita la mirada para dirigirla al mar. Yo comienzo a caminar tímidamente, no quiero molestarlo, se ve enojado, lentamente me acomodo en el lugar en donde suelo sentarme cuando vengo aquí.
Tom está de pie y yo estoy abrazando mis piernas, ambos estamos en silencio. Mis pensamientos me atacan sin compasión, muchos creen que pensar en quien será tu pareja en el futuro es una pérdida de tiempo, pero yo creo que es algo importante, puedes ser un gran profesional, una persona de esfuerzo o una sabandija, pero si esa vida la compartes con alguien que te hace infeliz tu mundo será una tortura. La desagradable sensación de no saber qué hacer, hace que ponga mi cabeza en mis rodillas, cierro los ojos, no quiero pensar en nada, me concentro en el sonido del mar, lentamente comienzo a olvidar la presencia de Tom. Escucho el mar, la briza, el canto de un ave y un suspiro.
-¿Qué te pasa? – Me pregunta Tom mientras se sienta junto a mí.
-Esto está confundido. – Le digo tocando mi cabeza con mi dedo índice.
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Escondiéndome de su mirada (Tom Hiddleston Fanfiction)
FanfictionLeonora una joven que estudia psicología decide ir a una clase de introducción al psicoanálisis impartida por el profesor Thomas Hiddleston, todos le advierten del mal carácter que tiene el profesor y le aconsejan que debe tratar de pasar lo más d...