-Ahora que ya no miro el mundo con ojos de niña, ahora que veo el mundo con ojos de artista, ahora entiendo que tu esencia es lo más dulce que perfumará mi vida.-
Sé que la felicidad y el sufrimiento van de la mano. Lo sé desde el primer momento en el que mi corazón empezó a latir en el mundo mortal. Lo sé, porqué en ese momento, me lo dijeron tus lágrimas.
Tus lágrimas, que en esos momentos mezclaban el impacto de mil relámpagos con la auténtica e inconfundible felicidad.
Quizás no recuerde mis primeros instantes de vida, quizás ni si quiera sean un reflejo de como imagino que fueron. Lo que sí recuerdo son las horas, los días y los años que transcurrieron después de ese mes de noviembre.
Recuerdo todos esos cuentos a media noche y como tu voz serena me transportaba a un mundo mágico, donde pude creer en hadas, sirenas y fantasmas. Donde todo era como tú y yo queríamos. Recuerdo cuando curabas las heridas de mis rodillas, y con un beso me hacías creer que el dolor desaparecería al instante. Recuerdo, cuando intentaste enseñarme que el bien siempre triunfa sobre el mal.
Quizás te hayas dado cuenta que recordar, es una de mis palabras favoritas, y es que su significado realmente me tocó el alma. Recordar es, volver a pasar por el corazón. Y tú, eres una de las pocas personas que pueden hacerme recordar, porqué sé que cuando toques mi corazón, la delicadeza de tus manos curará cualquier herida y lo acariciará deseando que todo el rencor acumulando se pierda entre el frío viento de invierno y las estrellas.
Y por esa razón, hazme recordar siempre. Recuerdame que tú siempre estarás a mi lado, y cogerás mi mano en los peores momentos. Recuerdame que siempre estarás ahí combatiendo conmigo mis miedos.
Y por último, uno de los miles de agradecimientos. Gracias por enseñarme que la magia sí existe, y, que es muy fácil crearla. Solo necesito que me abraces fuerte y me susurres un te quiero.
-DEDICADO A MI MADRE, LA MUJER QUE ME ENSEÑÓ QUE RENDIRSE NUNCA ES UNA OPICÓN.-
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Lunas de invierno
Poetry«Permíteme dibujar tu cuerpo con las yemas de mis dedos, y dejar plasmada tu perfecta silueta en el cristal de mis recuerdos. Buenas noches, o a mi manera, buenas lunas de invierno.» Dedicado a las lunas que me han acompañado en la noche de mi vida.