-Sexta luna-

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-Mujer, recógete el cabello y vuelve a la guerra, que el tiempo apremia y debes conseguir la vida eterna.-

Cuantas veces me he sentido sola en el campo de batalla. Observando como mis supuestos compañeros se clavaban puñaladas entre ellos. Viendo como se derramaba sangre, viendo como la traición se hacía presa del terreno de juego.

En este mundo, ya no basta con mirar a los ojos.  Aquí el que menos te lo esperas te hunde la navaja hasta lo más hondo del alma. Y mira fijamente como te desangras. Y lo disfruta.

Ya no puedo mirar a los ojos a la gente y saber lo que piensa. Porqué quizás el brillo de su mirar sea por la admiración que te tiene, o porque está deseando disfrutar de la condena que te tiene preparada.

No. Definitivamente, ya no se puede confiar en nadie.

Pese a ello, no puedo dejar de sentir cierta seguridad con algunas personas. Y se, que probablemente me arrepentiré de ello. Pero si no depositara mi confianza en algún corazón aparentemente noble, no podría considerarme de carne y hueso.

Tú,guerrera,  eres una de esas personas. Desde pequeñas, hemos ido juntas de la mano. Tu has consolado mis innumerables llantos , y yo he amortiguado tu ira en esos momentos en los que el ceño fruncido definía lo que tus entrañas sentían.

Y ahora, que yo ya no lloro porqué alguien no sea capaz de decirme te quiero, y tu que ya no frunces el ceño porqué tu madre te obliga a ponerte un vestido, ahora, somos más fuertes que nunca. Y pese a esa gran fortaleza, sabemos que nos necesitamos la una a la otra.

Mi casa siempre será el lugar donde las pelis de miedo parecen volverse aún más aterradoras y la tuya siempre será sinónimo de noche de san juan. No dejemos nunca que las buenas costumbres se pierdan.

Me hace gracia, porqué teniéndote lejos, consigues confortarme más que personas a las que tengo cerca. Sé que aunque sean las tres de la mañana, me cojeras el teléfono. Sé que si necesito una cuartada para cometer la mayor locura de mi vida, tu planearas la estrategia.

Sí, parece que no, pero todo sigue igual. Tú te has convertido en una gran mujer, que no sabe lo que es la palabra juzgar. Y yo... yo sigo siendo la misma niña que sueña cada día con tocar la luna con la punta de los dedos.

Sí, todo sigue igual. Nuestras esencias siguen necesitándose la una a la otra para subsistir. Siguen estando las dos al pie del cañón. 

Pequeña gran guerrera, gracias por enseñarme a luchar y a entender que con la misma magia que puedo herir, puedo sanar una herida mortal.

Gracias por estar siempre ahí en esos momentos en los que rajarme las venas parecía la única opción. Gracias por todo, y por enseñarme que la vida es del color del que yo decida verla. Te quiero, leona.

-DEDICADO A MI PRIMA, LA PERSONA QUE ME ENSEÑÓ QUE LA ÚNICA MANERA DE GANARLE LA BATALLA A LA VIDA, ES DEDICÁNDOLE TU MEJOR SONRISA.-


Lunas de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora