Capítulo 2

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    Sarah    

       
Desde que tengo uso de razón Colton y Scott cuidaron de mí, prácticamente ellos me habían criado, en mi vida mi padre no había tenido un papel protagonista. Desde que perdió a mamá, nunca volvió a ser el mismo y puso su trabajo por encima de todo utilizándolo de distractor. Apenas se le veía. Y apenas había tenido un padre. Eventualmente papá lo superó y siguió adelante. Excepto que eso le tomo demasiado tiempo, al menos lo suficiente como para que Colton hubiese sentido la necesidad de tomar un papel intérprete en mi vida. 

Entonces, murió. Aunque no fue el único que lo hizo es día.
Perderlo había sido demasiado duro para todos. Para papá, Scott...Y de cierta manera más para mí. Porque que Colton había sido el que siempre estuvo ahí, como una figura paterna, más de lo que lo había sido nuestro padre. Dios sabe que estaba muy agradecida por los hermanos que me habían dado. No supe cómo afrontar su muerte, sin embargó Scott nunca me dejó sola, estuvo a mi lado todo el tiempo, desarrollando un papel igual de importante que Colton en mi vida.

El día que junte el valor y las fuerzas suficientes para enfrentar el pasado con el presente me liberé de esas cadenas que me mantenían atada al dolor y a esa consumación que me comía poco a poco la vida, y aún más cuando dormía. Mi inconsciente se encargaba de torturarme con ello todas las noches.
Una noche simplemente no pude más. Era demasiado agobiante, era un maldito tormento qué ya no quería sentir. Supe en ese instante que ya había sido suficiente de hacerme daño a mí misma. Y salí en mitad de la noche al cementerio, fui a su tumba y me derrumbé. Me permití dejar salir ese dolor.
El dolor qué nunca saqué porque vivía en la negación.
Colton me había enseñado a ser fuerte, a actuar con inteligencia y la importancia del control. El control que él decía algún día me serviría de algo.  Parecía que entonces ya la había predicho.

Esa misma noche fui libre, ya no dolía de la misma forma. Pero un vacío se instaló dentro de mí. Un hueco que habitaría ahí y que no sabía si algún día lo dejaría de sentir....excepto que no fue lo único que apareció. Una nueva atadura se encargó de crecer. El miedo. Miedo a amar, miedo a perder, y miedo a sentir. Y tendría que convivir con aquello. De ahora en adelante no iba a permitirme volver a caer en un abismo. Para hacer eso tendría que aprender a ser una persona dura, fría, y más fuerte...todo para construir esa parte de mí que tanto necesitaba ser balanceada, esa parte sensible y frágil.

Con suerte lo haría o fallaría en el intento.



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