Ian
La había reconocido desde el primer instante en que me miró. Sarah Vursatti. El destino la puso a mis pies. Ella no sabía quién era pero inconscientemente lo hizo, en lo más recóndito de sus recuerdos existía yo. Siempre había despertado esa curiosidad en Sarah y ella siempre trataba de esconderlo. Se limitaba a mirarme desde que éramos niños. Desde entonces existía una atracción que ninguno de los dos reconocía en voz alta. No había forma de exteriorizar aquellos sentimientos sin antes reprimirlos. Pero ya no éramos dos críos y en su vida yo deje de existir.
Todo lo que paso esa noche lo cambio todo.
Sarah me había estado observando disimuladamente a través del reflejo en el vidrio de la ventana. Sentí la pesadez de su mirada a pesar de ser la más ligera. La conocía lo suficiente para saber que se había puesto que nerviosa en el instante que nuestras miradas se cruzaron. Ahora miraba en el algún punto del exterior, cualquiera diría que tenía puesta toda su atención ahí, pero en realidad solo se esforzaba por no desviarla y eso me dio pauta a observarla con detenimiento. La posición recta de su figura me dijo lo tensa que estaba. Sus pupilas plateadas se hacían aún más transparentes con la luz, podía ver sus bonitos ojos a la perfección. Le recorrí el rostro con la mirada hasta que caí en sus labios que mordisqueaba con presión. Aquello me hizo fantasear con ella, siendo yo el que atraparía su labio entre mis dientes. Extrañamente eso me produjo una sensación agradable. Algo que no debería estar permitiendo. Yo no suponía un obstáculo aquí, y eso lo había creído y lo seguía creyendo. Si empezaba a dudar de mí mismo echaría a perder todos mis planes.
Tal cosa no debía suceder.
Aleje todo tipo de pensamiento contraproducente y me concentré en descubrir quién era la Sarah que tenía ahora. Conocía a la Sarah del pasado, pero no la del presente. Todos tenemos que cambiar eventualmente. Había algo diferente en ella, algo que no entendía que era aún, pero estaría dispuesto a descubrirlo. Supe que no me pondría las cosas tan fáciles desde que se reprimía de algo, y todo su lenguaje corporal me lo decía. Incluso la manera en que apretaba la mandíbula. Su cuerpo le traicionaba en silencio porque dentro encarcelaba algo.
Me levanté de súbito y cogí mis cosas de la mesa, guardándolas en la mochila. Sin pensarlo me dirigí al mini bar que quedaba justo a un lado de dónde estaba Sarah. Me senté en un banco y deje la mochila en el suelo. —JD y Coca-Cola—espete antes de que el bar-man siquiera pudiera decir nada. Aunque le vi fruncir el ceño por mi mal educada entrada, en ese momento me importo un pepino. Sarah se removió incómodo en su asiento. Desde aquí yo podía verla a ella pero no ella a mí, eso me complació bastante. Tenía ventaja de todas las maneras. El bar-man no tardó demasiado y deslizó el vaso de cristal hacía mí. Tomé el vaso y le hice una reverencia con el en el aire. Este sólo me dedico una mirada desaprobadora y se fue negando con la cabeza. Me lleve el vaso a los labios y di un trago. El líquido amargo y poco suave se deslizó por mí garganta, casi quemando en el recorrido. Me sentí capaz de todo. —Un buen día el de hoy , no crees. —hable para Sarah, quién aún buscaba inútil fijar su atención en otro lado, menos en donde estaba. Le vi apretar los ojos y mojarse los labios antes de hablar. —Si tuviéramos que definir bueno, no estaría de acuerdo. —su voz vaciló. —¿Por qué miras tanto por la venta?—le pregunté. Aunque ya conocía la verdadera razón, quería saber la mentira que me daría. —Aquí no hay mucho que mirar, o si...—dejo la frase al aire. —Te sorprenderías...—trago saliva, sé enderezó y se volteó lentamente.Estábamos uno frente al otro.
El silencio se instaló por instinto propio y lo único que tomo protagonismo entonces, fueron nuestras miradas fijas...El enlace se rompió cuando algo tomo su atención haciéndole sobresaltar...Su móvil. Su inoportuno móvil. Lo sacó de uno de sus bolsillos traseros de sus jeans y leyó algo en la pantalla que quitó tensión en su hombros por la forma en que los bajo. Se puso de pie, dejó dinero sobre la barra, se hizo camino y antes de irse se puso a mi lado. —Tempestive— Já. —musitó en Italiano y después se alejó.
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SUSTAINED
Teen FictionSarah Vursatti, una joven adolescente hija del Jefe superior del cuerpo de policías en Madrid, tras la muerte de su hermano mayor años atrás, quien tuvo un papel influyente en su vida le deja el profundo dolor que produce querer a alguien. Una her...