15-El asalto

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04:05 a7 de junio de 2018

Rusakovo, Koriak, Rusia  

Caminamos un largo trecho a través de esqueletos de edificios y vehículos, hasta que llegamos a un espeso bosque. Jack nos ordenó que permaneciéramos en silencio mientras él iba a revisar la zona. Al cabo de unos quince minutos, volvió con una sonrisa plasmada en su rostro. 

—Hay un centinela en este flanco, podemos matarlo y avanzar sin problemas —informó.

—Que Bastian se encargue de él. ¿Qué hay de los esclavos? —inquirió Phil.

—La gran mayoría está durmiendo, así que podremos acercarnos sin llamar la atención.

—Perfecto, recuerden el plan: apenas nos encarguemos del guardia, Jack y Bastian se encargan de liberar a los esclavos. Los demás los cubriremos desde aquí —indicó Phil, y todos asentimos.

Dicho esto, apoyé una rodilla en el suelo, apunté, y el centinela se desplomó. De inmediato, salí corriendo detrás de Jack, quien no tardó en guiarme hacia donde tenían a los esclavos. Era una especie de toldo sostenido por cuatro estacas, la cubierta era una desgastada tela de lona, que se mecía con el leve viento de la noche. Al acercarnos un poco más, noté que todos estaban atados de pies y manos. Intercambié miradas con mi compañero y procedimos según lo planeado, cada uno se fue a un extremo para liberarlos.

Con sigilo, desenfundé el cuchillo de combate y me acerqué a uno de ellos. Este se percató de mi presencia, e inmediatamente comenzó a arrastrarse con nerviosismo. No le hice mucho caso a esto y me agaché junto a él. Corté las ataduras de sus pies, y acto seguido las de sus muñecas. 

—¿No vas a matarme? —masculló con nerviosismo.

—Todo lo contrario, venimos a liberarlos —respondí extendiéndole la mano.

—Cuenten conmigo —estrechó mi mano.


04:36 a7 de junio de 2018  

Rusakovo, Koriak, Rusia  

Después de un buen rato, habíamos logrado liberar a todos los esclavos. Estos, en su mayoría, decidieron tomar venganza de sus captores, creando así una gran distracción, mientras que los demás echaron a correr hacia los bosques. Varios de los sujetos que liberamos se armaron de palos y piedras, e inmediatamente se colaron en las tiendas de campaña. Al cabo de unos pocos minutos, se escuchaban ráfagas de disparos, gritos de agonía y el crepitar de varios incendios que se habían iniciado durante el inesperado pero efectivo ataque.

Era una escena brutal. El suelo estaba cubierto por cadáveres de los dos bandos, algunos incluso desmembrados. A su vez, varios bandidos salían corriendo de sus tiendas de campaña, no obstante, los esclavos los acorralaban y acababan con ellos utilizando sus propias manos.

Nuestros compañeros no tardaron mucho en unirse a la acción, aumentando así el ensordecedor sonido de los disparos. Nos dividimos en parejas y fuimos tienda por tienda, asegurándonos de que sus ocupantes estuvieran completamente muertos. No obstante, para nuestra buena fortuna, los esclavos habían hecho casi todo el trabajo pesado. Al entrar en las tiendas solo encontrábamos cadáveres, o algunos sujetos moribundos. Esta batalla fue mucho más fácil de lo que esperábamos.


06:16 a7 de junio de 2018

Rusakovo, Koriak, Rusia    

Cubierto de sudor, terminé de revisar el campamento y, al asegurarme que no quedaba ningún enemigo en pie, volví para reagruparme con mis compañeros. Estos ya habían recogido todas las provisiones de los bandidos, le cedieron algunas a los esclavos que quedaban y conservamos el resto. Metimos todo en nuestros respectivos bolsos y emprendimos el rumbo de vuelta.


06:43 a7 de junio de 2018  

Rusakovo, Koriak, Rusia  

Cuando terminamos de contar la historia del asalto, los demás sobrevivientes nos aplaudieron acaloradamente. No era para menos, habíamos acabado con una importante amenaza para los dos grupos. Las chicas vinieron a abrazarnos mientras que repartíamos el botín entre ambos bandos. No obstante, durante la celebración, Rich me hizo señas para que lo siguiera y, a regañadientes, decidí hacerlo. Este me llevó hacia afuera del refugio y luego de observar que no había nadie por las cercanías, comenzó a hablar en español.

—Tengo algo muy importante que decirte.

—¿En serio no puede ser en otro momento? Ha sido una larga madrugada y quiero distraerme un rato —refunfuñé.

—Iré al grano, no puede esperar, de esto depende el equilibrio de todo nuestro grupo.

—Entonces habla con JDM, no estoy de humor para esas cosas.

—¡Él es el problema! —exclamó, acto seguido miró a los lados y empezó a hablar en susurro—. Cuando estábamos en el asalto vi cómo te apuntaba con su arma...

 —Seguro es un malentendido —esbocé una pequeña sonrisa.

 —He visto cómo te mira, y su mirada solo refleja una cosa: envidia.

 —Solo exageras las cosas, él y yo hemos sido amigos desde hace años. Si quisiera...

—Chicos, ¿qué hacen aquí? Se están perdiendo de la celebración —me interrumpió la voz de José—. Phil sacó algunas botellas de alcohol y estamos esperándolos para hacer un brindis.

—Vamos para allá, danos un minuto —asintió Rich, mirándome a los ojos—. Ten en cuenta lo que dije —agregó en voz baja.


08:01 ade junio de 2018  

Rusakovo, Koriak, Rusia    

Luego de dos días descansando, decidimos abandonar el refugio y seguir con nuestro camino. A pesar de que el otro grupo nos ofreció quedarnos por tiempo ilimitado, tuvimos que declinar su oferta. Recogimos todas nuestras cosas y fuimos hacia la puerta principal, donde nos esperaban los demás chicos.

—Queremos darles las gracias por dejar que nos refugiáramos aquí, estamos en deuda con ustedes—dijo JDM, mientras que yo asentía con aprobación.

—¿Están seguros de que no quieren quedarse? Podemos hacer arreglos en el lugar para que sea más cómodo—insistió Jack.

—Nos encantaría, pero tenemos asuntos que atender en las montañas —esbocé una sonrisa—.  Volveremos a vernos.

—Odio decir esto, pero durante estos pocos días les hemos cogido cariño —admitió Phil, cabizbajo—. Este es un pequeño obsequio para ustedes —me extendió un bolso cargado de provisiones y munición.

—Gracias, Phil—sonreí, tomándolo.

Al terminar de despedirnos, salimos del refugio con rumbo a las montañas. Después de todo, el trabajo duro apenas comenzaba...

El Elemento de la Destrucción (En reedición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora