11:37 am 3 de junio de 2018
Rusakovo, Koriak, Rusia
Estábamos petrificados, esto era imposible. Robert se puso la túnica lentamente, y luego, con el rostro en carne viva, se colocó la máscara de cabrito mientras que los encapuchados balbuceaban algo en latín. El sonido de varios disparos los obligó a interrumpir la ceremonia, Aleksay había aparecido junto a su grupo de guerrilleros, y no venían precisamente a dialogar.
Salté al cubierto, y vi que los demás de mi grupo hacían lo mismo. Me hicieron señas para irnos, pero no podíamos abandonar a nuestro compañero. Afortunadamente, este último estaba entretenido masacrando a los guerrilleros, así que solo debíamos encargarnos de traerlo con nosotros. Me acerqué a él con sigilo, y antes de que pudiera darse cuenta, le di un culatazo en la parte de atrás de la cabeza.
Robert perdió la consciencia, pero pude atraparlo antes de que se golpeara contra el suelo. Lo levanté, me lo subí al hombro y salí de la habitación tan rápido como pude. Atravesamos un largo pasillo, los demás me cubrían, ya que era muy complicado cargar a Robert y disparar al mismo tiempo.
Una bala rozó el hombro de Rich, y al levantar la vista, supe que había sido Roman o uno de sus hombres. Él y su grupo nos bloqueaban esa salida. Cuando quisimos volver sobre nuestros pasos, vimos a varios encapuchados llegando por el otro lado. Definitivamente, ese no era mi día. Nos encontrábamos en medio de un fuego cruzado. Ambos bandos querían exterminarse mutuamente, y al mismo tiempo, acabar con nosotros. Los guerrilleros decidieron irse en una retirada estratégica, y aprovechamos ir detrás de ellos.
Entramos a la primera habitación que pudimos, y sentí un fuerte escalofrío. Había alguien colgado de la pared. Esa persona no tenía piel, le faltaban los ojos y las ratas se paseaban por sus músculos descubiertos. De improviso, el cuerpo empezó a retorcerse violentamente y a gritar en un idioma que desconocía. Sentí lástima por aquel pobre diablo y desenfundé la Desert Eagle. Puse el cañón en su sien y disparé; el cuerpo se sacudió y finalmente dejó de sufrir.
Cruzamos la puerta y seguimos por el pasillo hasta llegar a otro cuarto, este estaba lleno de túnicas. Al parecer allí las confeccionaban. Continuamos revisando las demás habitaciones sin tener resultados positivos. La salida debía estar en algún lado.
Escuché pasos, y de inmediato nos refugiamos dentro de un cuarto. Dejé la puerta entreabierta para poder vigilar lo que ocurría en el exterior. La escena era dantesca: los satanistas traían el demacrado cuerpo de Boris, a simple vista noté que le habían cortado la garganta de lado a lado, más atrás arrastraban los cuerpos de sus compañeros que, por lo visto, sufrieron un destino igual o peor que su líder. De hecho, uno de ellos había sido decapitado y un encapuchado sostenía su cabeza por el cabello. Otro de ellos tenía un balazo en la frente y alguien le había amputado un brazo.
La secta no notó nuestra presencia y siguieron de largo hacia dondequiera que llevaran aquellos cuerpos. Cuando los perdimos de vista, JDM salió a revisar el perímetro, y luego de unos pocos segundos, regresó jadeando.
—Mierda, nos vieron.
—¿Los satanistas o los guerrilleros? —preguntó Rich, aplicando presión en su herida.
—¿Acaso importa? —gruñí—. Sea quien sea, será mejor irnos antes de que aparezca.
—Bastian tiene razón —asintió Fran—. Además, si Robert despierta tendremos más problemas.
—Vale, yo también me quiero ir —admitió Rich—. Solo que no encontramos la maldita salida.
—Este sitio es un jodido laberinto, hemos recorrido un buen trecho y creo que solo caminamos en círculos. ¿Tienen alguna idea? —dijo Ricardo dándole la razón.
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El Elemento de la Destrucción (En reedición)
Science FictionSecuela de X 77 Code: Han pasado 5 años desde que todo esto inició, y la guerra entre humanos e infectados ha cesado casi del todo. Estos últimos han tomado el control del planeta, y hoy día solo queda un puñado de sobrevivientes que, en su mayoría...