10-Los restos en la tina

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05:25 pm 3 de junio de 2018

Rusakovo, Koriak, Rusia

Los caminantes rodearon el edificio mientras que nosotros lográbamos atrancar las puertas y ventanas. Comenzaron a golpear las paredes, no obstante, por algún motivo desconocido, se detuvieron casi de inmediato y fueron detrás de la secta. Todos nos quedamos perplejos y decidimos que lo mejor sería quedarnos en vez de huir, ya que, teníamos buena vista y podíamos ver para donde se llevaban a Fran. Sin embargo, el verdadero peligro estaba dentro del mismo hospital.


06:11 pm 3 de junio de 2018 

Rusakovo, Koriak, Rusia

Tras un largo rato observando por las ventanas del hospital, concluimos que habían llevado a Fran bosque adentro. Tras analizar las opciones, decidimos pasar la noche en el hospital y salir al día siguiente para rescatarlo. Todos acordamos eso y decidimos ir a dormir, así que, encendí mi lamparita de aceite y comenzamos a buscar nuestros cuartos. Cuando estábamos cruzando el pasillo, la puerta se cerró de golpe. 

—Venga, no estoy de humor para bromas —dije levantando mi M-110 con las fuerzas que me quedaban.

—Todos los del grupo estamos aquí —informó Ricardo.

—Entonces son los otros supervivientes —supuse bastante molesto.

Apenas dije eso, escuché como los supervivientes corrían hacia nosotros gritando frases incoherentes en varios idiomas. Los tratamos de calmar pero estaban muy asustados así que esperamos unos minutos para poder conversar.

—¿Qué les ocurrió? —preguntó JDM en español.

Rich lo miró a los ojos y se acurrucó en el suelo sin decir nada. Parecía que era algo grave.

—¿Qué vieron allá? —pregunté en inglés.

—Vimos un...fantasma —contestó el europeo.

—Relájense, tal vez fue su imaginación —traté de hacerlos razonar—. Ha sido un día largo, puede que solo estén cansados.

Se quedaron sentados un largo rato hasta que nos ofrecimos a acompañarlos. Ellos aceptaron bastante asustados y se levantaron lentamente. Al llegar a su cuarto, vimos que tenían razón. Había una niña en una pequeña mecedora cantándole a su muñeca de trapo. Nos quedamos perplejos y vimos cómo le cantaba lo que parecía ser una canción de cuna. Por un minuto creí que era inofensiva, así que, solo me quedé mirando un rato sin hacer ruido. Sin embargo, notó nuestra presencia y se dio la vuelta lentamente.

—¿Quieren jugar conmigo? —preguntó la niñita entre risas.

Al verla, tuve varias reacciones a la vez. En cualquier otro momento hubiera creído que era una niña normal, sin embargo, eso era imposible, y al verla a la cara quise salir huyendo de allí. La niña no tenía ojos, sus cuencas estaban cosidas y su cara estaba demacrada como si la hubieran golpeado con brutalidad. La miré unos segundos, hasta que, se levantó de su mecedora y empezó a caminar hacia nosotros. 

Todos quedamos petrificados del miedo y no sabíamos que hacer. Finalmente, Ricardo salió corriendo despavorido y los demás reaccionamos de inmediato. Comenzamos a correr por el pasillo buscando donde escondernos hasta que, quedamos frente a frente con un pasillo que había sido bloqueado de mala manera. Cuando quise entrar, Rich me advirtió que allí vio al sujeto desconocido.

—Ahí viene —susurró Robert bastante asustado.

Al escuchar esto, Dietrich abrió una puerta que estaba a nuestra izquierda, de repente, uno de sus amigos lo empujó y se encerró en ese cuarto oscuro.

El Elemento de la Destrucción (En reedición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora