24-Solo en el mundo

140 23 1
                                    

12:05 am 20 de junio de 2018

Anapka, Koriak, Rusia

Hace ya una semana desde aquel fatídico día y sigo sin creerlo, ¿por qué ellos? ¿Por qué no yo? Estoy completamente solo en el mundo. Hoy es mi cumpleaños, pero no tengo ánimo para celebrar. He perdido demasiado, y simplemente no hay forma de recuperarlo. Varias veces pensé en acabar con mi vida, pero cada vez que lo intento hay algo que me detiene...

¿Qué sentido tiene ahora mi existencia? Lo único que queda son ruinas, cadáveres e infectados. Si hay alguien más que haya logrado llegar a este punto, está condenado a muerte, y tarde o temprano cumplirá con su sentencia. Hace años que se escribió ese destino, y no hay manera de cambiarlo.

En cuanto a mí, me he dedicado a recorrer varias ciudades rusas. Siempre quise hacerlo, y es que a pesar de todo, podría decirse que no han perdido ni un ápice de su encanto.


Le doy un trago largo a una botella de vodka, y al fin consigo la fuerza de voluntad que necesito para darle fin a esto de una vez por todas. No puedo mentirme. Sé que las cosas nunca van a mejorar, así que lo mejor es irme ahora. 

Vuelvo a tomar, respiro hondo, y observo mi Desert Eagle con determinación. Supongo que ya es hora de hacerlo. 

Miles de recuerdos me invaden mientras que quito el seguro. Recuerdo cuando jugaba con Robert y Fran en mi infancia, aquellos arduos entrenamientos a los que me sometí durante la adolescencia, esos momentos bonitos que pude disfrutar junto a mis amigos, y también aquel fatídico día en el que todo comenzó...

Puse el cañón del arma en mi sien y respiré profundo. Mi pulso se aceleró y varias lágrimas resbalaron por mis mejillas. Nunca pensé que pudiera ser tan difícil. 

Divisé una maquina expendedora de cigarrillos al otro lado de aquel polvoriento bar, así que caminé hacia ella, rompí el cristal y tomé uno. Lo encendí con un fósforo, le di una calada y me armé de valor para continuar. Esta vez posicioné el cañón bajo mi barbilla y cerré los ojos. Sabía que era irreversible, pero ya estaba decidido: no podía volver allá afuera.

—Siempre supe que no tendría un final feliz —sollocé antes de disparar.  


El Elemento de la Destrucción (En reedición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora