-¡No quiero seguir con el piano, lo odio!-Chilló una voz llena de odio.
Otra vez la misma pataleta.
Bárbara rodó los ojos al mismo tiempo que un largo suspiró salió de su boca, siempre era lo mismo.
-¿Y ahora que quieres, Charley?-Preguntó su madre tocándose la frente con una mano en señal de estrés.
-Guitarra. La amo, su sonido es magnífico. -Dijo desde el otro lado de la puerta.
Bárbara bufó al mismo tiempo que rodó los ojos.
-Lo mismo dijiste del violín, de la batería, del tambor, del bajo, ah ¡Y del piano!-Dijo aguantando la risa.
La puerta de la habitación se abrió dándole una mejor vista de su hija.
-Te juro que ésta vez será diferente, la guitarra es mi pasión.
-Hace una semana decías lo mismo sobre el piano.-Dijo Bárbara más para ella que para su hija.
-Puedo ser la próxima Carlos Santana.-Omitió el comentario sarcástico de su madre.
-¿Qué tiene de malo ser Di Blasio?
-¡Ésto es todo, no te burles madre! Anoche tuve un sueño, una revelación, algo tocó a mi puerta...
-¿Quien? ¿Una guitarra? Eso es imposible.-Dijo burlándose.
-¡Se acabó! Iré a surfear, cuando vuelva hablaremos seriamente de mi futuro como guitarrista.-Bárbara rompió en risas al tiempo que la chica de solo catorce años se fue con su tabla de surf.
Bárbara suspiró al tiempo que se retiraba del pasillo.
Poniéndoles un poco al tanto...
Hace catorce años Bárbara se fue del Arauca dejando todo atrás...Su hija mayor, su hombre, su hacienda, sus muertos... Todo lo que en el pasado había sido.
Al llegar a la capital abrió un hotel. ''La poza de los suspiro".
Tenía una hija, que ahora es su vida.
Charlotte.
Charley, de catorce años era un replica exacta a ella. Piel tan blanca como la leche, cabello castaño más claro que el de ella. Y unos ojos color sol... Igual a los de su padre.Un carácter fuerte, y una inteligencia sorprendente.
Sarcástica, altanera, gruñona.
Pero justiciera, le encantaba la política y todo lo que tenga que ver con leyes.Bárbara siempre que la veía rodaba los ojos. Estaba pegada a la tv cuando salían hablando de política. Siempre leía el periódico y analizaba todo lo que sucedida a su alrededor. Nunca se quedaba callada y hablaba hasta por los codos cuando le buscaban la lengua.
Bárbara iba bajando por el ascensor, su cuarto era en la última piso así que tuvo que hacer varias paradas para que los huéspedes entraran junto con ella.
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Doña Bárbara: Ojos Color Sol.
RomanceAun queda una historia que contar. ---- Código de registro: 1605247844883 Fecha de registro: 24-may-2016 21:00 UTC Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Portada gracias a: @MarySalazarS13