Doña Bárbara: Ojos Color Sol.

Capítulo 2. ''Santos"

Ya estamos otra vez con ese sueño...

Realmente no sé su significado, solo veo a alguien en un caballo, por la estructura de su cuerpo puedo decir que es una mujer; una melena larga y castaña que se aleja y yo no quiero que se aleje.

Es lo único que puedo ver, está todo oscuro y no puedo moverme siquiera, mi voz es inútil en ese momento porque siempre se niega a salir, solo veo como se aleja... Como una vez vi alejarse a...

Me levanto de la cama frustrado.

Fue hace catorce años, Santos. Supéralo. Me dice mi conciencia.

¿Pero como se olvida? Su recuerdo está ahí, a donde sea que mire ella también lo está.

4:59 am, perfecto otra vez despierto a esta hora.

Frustrado me voy directo a la ducha. El agua sale helada y sin importarme me meto de cabeza, tiriteo de frío pero no me quito es lo único que me ayuda a aclarar la mente.

Escucho la voz de la tía Cecilia de manera clara..

"Santos Luzardo ¿Qué será de tú vida?"

Llevo años intentando descubrirlo, y cada vez estoy más lejos de encontrar esa respuesta.

Hace catorce años que siento este vacío en el pecho. Hay veces que siento dolor por muy extraño que suene, otras veces siento el enojo. Pero no es el mío, es como si fuera el de otra persona, siento que estoy perdiendo la cabeza.

Últimamente estoy más cerrado, callado. Soy solo un muerto andante.

Altamira ahora es la más grande del Arauca, la más prospera, lo que había soñado y prometido hace mucho ya lo había cumplido, ¿entonces por qué no soy feliz?

Bajo a la cocina a eso de las 5:40. Casilda ya está ahí con el café preparado, creo que ya estaba acostumbrada a verme como un fantasma merodeando.

-Niño Santos, otra vez tan temprano.-Dice sorprendida y a modo de reproche.

-Si, es que casi ya no tengo sueño.-Digo sonriendo para acompañar esa pobre excusa.

No dice nada pero me mira con desaprobación.

Me tomo el café y me reúno con los peones.
Vamos a marcar unas reces, tengo tiempo posponiéndolo ya que no tenía ganas.

Pasamos más o menos tres horas en eso.

Cuando regreso a Altamira me doy un baño, al bajar me encuentro a Antonio hablando con Casilda.

-¡Hombre, gobernador! Que sorpresa.-Digo bajando. Antonio se voltea y sonríe.