Doña Bárbara: Ojos Color Sol.

Capítulo 3. "Charley"

Un sonido de trompeta hace que me levanté sobresaltada y caiga en el suelo.
La risa de mamá me llega desde la puerta de la habitación.

Qué graciosa, Guaimarán. Refunfuño mientras intento qué mi corazón vuelva a latir con normalidad.

La trompeta vuelve a sonar y yo suelto un grito ahogado, maldigo el momento en que decidí ser trompetista.

Mi mamá salta a la cama y me ve desde arriba.

–¡Buenos días, mi niña!–Dice regalándome una sonrisa. Me levanto de un tirón y la abrazo.

–Buenos días, gracias por casi matarme de un infarto.–Le digo con burla.

–Hoy tienes un día pesado, niña.–Me mira con burla ¿y ahora que hice?

Muy bien memoria, gracias por fallar nuevamente.

–Veo que lo haz olvidado. Así que déjame recordarte que hoy harás una venta de no garaje.

Maldigo para mis adentros, no puede ser. Había olvidado por completo que había quedado en hacer una venta de garaje, bueno, de no garaje porque vivo en un hotel y... Ya entienden ¿no?

–¿Y no podía ser más tarde, Ma?–Le pregunto aún con sueño.

–Mi amor, quedaste con Susan a las nueve. Y ya son las ocho y treinta. Su mamá ya me llamó diciendo que vendrían en unos minutos.

Nota mental: Siempre quedar hasta después del medio día.

Con una lentitud de tortuga me voy hasta el baño, no sin antes dejar en claro mi descontento.

Pongo un cd y entro en la ducha. Los Guns n' rose suenan a todo volumen. ¡Que potente! ¡Que voz! ¡QUE GUITARRA! 

Salgo de la ducha y me pongo un short de jeans y una camisa blanca que dice ¡Que la suerte de este hotel te acompañe! Si, es una de mis favoritas. Mis hermosas converse blancas que ya van a beige.. Mamá me amenaza muy seguido con botarlas.

Cuando entro en la cocina Susan ¡My best friend forever! Está ahí esperando. Su cabello rubio cae en sus hombros. Al verme grita como si no nos hubiéramos visto desde hace años.