Con rapidez quitó la mano de la perilla y se alejó de la puerta. Sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, iba a cometer una locura.
—No.—Susurró. Entró nuevamente a su cuarto y miró la cama con fastidio. Le hacia falta la playa...
A falta de playa, poza.<Pensó Bárbara>
Se puso unos short cortos negros y una camisa azul que se le ajustada al cuerpo con un buen escote.
Bajó en sumo silencio y fue hasta las caballerizas, ciertamente daba hasta miedo, todo oscuro.
Tomó a Fiera y le puso una silla y salió al llano galopeando con fuerza.
Al llegar a ese lugar que tanto había extrañado y que tanto recuerdo le traía sintió como si estuviera en casa, se bajó del caballo y admiró la luna llena. Amarró a Fiera y se sobresaltó al ver a Santos sentado en una roca con la vista perdida en el agua y con un cigarro en la mano.
Bárbara lo observó por unos minutos hasta que se acercó. Santos sintió su presencia desde que bajó del caballo.
Santos clavó sus ojos oscuros y serios en ella al tiempo en que Bárbara se sentó a su lado.
—¿Fumas?—Preguntó tendiéndole uno.
—Lo he dejado.
—Antes fumabas...—Le recordó con una sonrisa triste.
—Antes hacía muchas cosas que no eran buena para mi salud.—Le respondió en un murmullo y observando sus ojos marrones.
Santos apagó su cigarro y botó la cotilla lejos para poder darse la vuelta y verla mejor.
Santos quería decir miles de cosas pero ninguna salió de su boca.
—¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?—Preguntó viendo el agua nuevamente.
—Si.—Bárbara sonrío.—¿Y la vez que me enseñaste a bailar?—Ambos sonrieron.
—¿La vez que hicimos el amor en medio de la sabana?—Preguntó haciendo que ambos rieran.
—Nuestro viaje a la capital.—Recordaron.
—Lo helados...
—Nuestros besos...
—Nuestras caricias...
Los dos se vieron su respiración agitada y las emociones a flor de piel. Santos colocó sus manos alrededor de sus mejillas y acercó su cara a la suya lentamente.
—No.—Susurró sin fuerza Bárbara.
Santos pegó su frente a la suya y suspiró.
—Entonces es verdad... Te he perdido.—Se lamentó con los ojos cerrados.
—Tú nunca podrás perderme, Santos.—Confesó en un susurró ronco.
—Entonces dame una oportunidad. Dejame demostrarte que puedo ser un buen hombre, un buen novio, amante, padre y esposo. Por favor.—Suplicó.
—No puedo...—Bárbara sintió sus ojos aguarse.—Por más que me gustaría, no puedo.
—¿Por qué?—Preguntó sin entender.
—Porque te odio.—Confesó. Santos sintió su corazón romper.—Siento que nunca podré perdonarte lo que me hiciste... Pero también te amo. Y estoy confundida.—Dijo soltando una que otra lagrima.—Necesito tiempo, Santos. Quiero aclarar que es lo que siento. Así no puedo tener una relación con nadie.—Confesó todo lo que callaba. Santos la miró comprendiendo todo lo que decía.
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Doña Bárbara: Ojos Color Sol.
Roman d'amourAun queda una historia que contar. ---- Código de registro: 1605247844883 Fecha de registro: 24-may-2016 21:00 UTC Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Portada gracias a: @MarySalazarS13