—¡Qué gusto volver a verte, Casilda!—Bárbara corrió hacia sus brazos sin importarle el silencio que había en la habitación, para los demás presentes era un "cálido" Abrazo, pero Bárbara tenía otras intenciones.—Tu patrón te lo va a explicar todo, ahora finge que me quieres.—Dijo susurrándole en el oído. Al despegarse de ella volvió a fingir una sonrisa.—Pueden pasar al comedor.—Anunció Santos.
Casilda estaba inquieta, sus ojos no paraban de observar a la niña que les acompañaban. La mujer no podía creer el parecido que había entre ella y su patrón.
—He escuchado que los panqueques de Casilda son los mejores.—Sonrió Bárbara forzosamente.
Santos sonreía nerviosamente mientras se encaminaba al comedor.
Le dedicó una mirada de disculpas a Bárbara quién intentaba que su hija no notara lo incómodo del asunto.Bueno, había sido el primer encuentro...
—Si me disculpan un momento, tengo un asunto que atender.—Dijo retirándose Santos junto a Casilda.
—Es un encanto de mujer.—Dijo Bárbara aún fingiendo su sonrisa.
—Se nota.—Ironizó Charley dando su primer bocado.
Por su parte Bárbara miró a sus amigos pidiendo casi auxilio.
***
Santos entró en su despacho con una muy callada Casilda, la mujer aún no se recuperaba del impacto que le causó ver a Doña Bárbara después de tantos años.—Se que para ti es una sorpresa enorme, créeme que para mí también lo fue.—Dijo Santos sentándose.—Ellos son los invitados de quiénes te hablé.
—La niña... Y La Doña.—Balbuceó.
—Casilda, esa niña es mi hija.—Dijo sin rodeos.—Y no lo sabe, y te imaginaras el por qué necesito que guarden silencio.—La mujer llevo una mano a su boca por la sorpresa.
—Pero niño Santos... Esa mujer.
—Bárbara está aquí por unas obras que harán en el pueblo, es una larga historia.—Suspiró.—Casilda, se llama Charley, es un amor de niña, créeme que va a conquistar tu corazón en cuestión de segundos.—Dijo dulcemente.
—Niño Santos, para mi el problema no es la criatura, es la madre.—Dijo apretando su delantal.
—No voy a discutir contigo al respecto, Bárbara sabe que tiene mucha gente la cual no piensa lo mismo que yo ahora, pero me consta que es una mujer distinta.—Dijo seriamente.
—Loro viejo no aprende a hablar.—Protestó.
—No te pido que me creas, solo te pido que lleven la fiesta en paz.—Dijo un poco cansado, y sabía que era el inicio.—Casilda, voy a hacer todo lo necesario para protegerlas y mantenerlas felices aquí a ambas.—Dijo refiriéndose a su hija y a la doña.
—¿Ahora será ella la señora de Altamira?—Preguntó casi con incredulidad.
—Si me lo permite, espero que sí.—Suspiró.—Por ahora no se sabe cómo van a salir las cosas, Casilda.
La mujer frunció el ceño sin poder creer lo que había escuchado ¿Si Bárbara se lo permitía? Pero si esa mujer estaba loca por ser la esposa de su patrón.
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Doña Bárbara: Ojos Color Sol.
RomanceAun queda una historia que contar. ---- Código de registro: 1605247844883 Fecha de registro: 24-may-2016 21:00 UTC Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Portada gracias a: @MarySalazarS13