(L.A.S) Los Cuatro Arqueros

Dricaor, el guerrero del hacha

Sin tiempo para pensar en una solución rápida y eficaz, me encontré envuelto en una rápida ráfaga de flechas de hielo. No había sido capaz de percibir aquel ataque, como lo había hecho en otras ocasiones. La velocidad e inteligencia del enemigo eran excepcionales y debía estar mucho más atento de lo que esperaba, sino quería volver a encontrarme en una situación así.

Al mismo tiempo pude descubrir una nueva habilidad que tenía gracias al anillo. A pesar de no haber sido capaz de ver venir el ataque y no poder esquivarlo, ninguna de las flechas me golpeó. Las flechas que debían atravesarme, lo hicieron pero no del modo esperado. Como si mi cuerpo estuviera formado por aire, las flechas atravesaron mi cuerpo y continuaron su trayectoria como si ningún obstáculo hubiera en su camino.

La sorpresa para mí fue grande, pero me alegró ver cómo ninguna de las flechas me llegaba a dar. El guerrero de Evgokhod parecía sorprendido también. Desde su posición parecía como si de verdad conociese ese poder de mi anillo.

- La próxima vez tendré en cuenta los poderes de tu anillo- dijo mientras se preparaba para lanzar más flechas de hielo-. Creía que no conocías todas las habilidades que otorga tu anillo, pero veo que estaba equivocado ¡No volveré a menospreciar tu conocimiento sobre el poder del anillo!
- ¿Sabes? Anoche tuve un extraño sueño- dije intentando ganar tiempo, para pensar en cómo actuar.
- No me interesan tus sueños, solo me interesa el presente y terminar este combate- indicó mientras se preparaba para lanzar las flechas.
- Había un guerrero con armadura a la entrada de una cueva, escondida tras un bosque- comencé a explicar como si no hubiera escuchado su negativa.
- Debe haber miles de cuevas que coincidan con esa pobre descripción- respondió ahora.
- Pero solo una ha sido custodiada por un hombre con armadura, capaz de hacer que la tierra escupa magma a voluntad- mis palabras alertaron al guerrero de Evgokhod que bajó el brazo y las flechas que había hecho aparecer cayeron al agua, congelándola. Por fin había conseguido distraer su atención.
- El anillo del Fénix ha encontrado a su portador- dijo identificando al guerrero que vi en mi  sueño, dando por sentado que no había sido un simple sueño- ¡Maldición!
- Lo vi caer a manos de Iynehas, que antes servía al guerrero del fuego- continué explicando poco a poco el sueño, esperando ganar tiempo y para ver su reacción.
- ¡Eso es imposible! El poder del Fénix representa la inmortalidad. Cuando parece que está derrotado, convierte su cuerpo en cenizas y aparenta ser derrotado, cuando en verdad lo que hace es sanar todas las heridas, recuperando todas sus energías, como si no hubiera luchado antes- sin querer me había dado mucha más información de la que esperaba sacarle, aunque lo escuchado no me aliviaba en absoluto.
- Eso es lo que ocurrió en mi sueño y después destruyó el cuerpo del Dhrassghoul, haciendo salir lava de sus manos- terminé de explicar mi sueño.
- El Fénix convertirá el mundo en cenizas si es necesario para aniquilar al último de los cuatro guerreros que se oponen a nuestros deseos- indicó para hacerme ver lo peligroso que era ese guerrero-. Por mucho que liberes a tus compañeros y lo enfrentéis, por mucho que creáis vencerlo, regresará hasta acabar con todos vosotros.
- Entonces ayúdame a encontrar a mis amigos y a hacer frente al Fénix- intenté convencerle de cambiar de bando-. Una vez lo hayamos derrotado, podremos enfrentarnos para ver quién de los dos es más poderoso.
- Se dice que solo hay una forma de derrotar al Fénix, pero dudo que exista en este mundo un lugar tan gélido que le impida convertir su cuerpo en ceniza- dijo ahora y cambió su mirada a una más desafiante para añadir la última de sus amenazas- ¡Luchas hasta la muerte o ríndete!

Aquel cambio de actitud por su parte no había sido muy normal. Hasta ese mismo momento había sido bastante razonable y con unas pocas palabras su actitud y su rostro habían cambiado de forma radical. Deduje que sentía demasiado miedo hacia el guerrero que llevaba el anillo del Fénix. Su miedo hacia que deseara no tener que hacerle frente en ningún momento.