Loco por ella.

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Los días pasan más rápido sin Amy, en las noches se siente un frío terrible y devastador. He comprado sabanas especiales para el frío pero nada parece cambiar. La gente debe pensar que estoy saliéndome de mis casillas con todo este asunto y la verdad es que tienen razón, jamás imaginé que estaría aquí sentado, esperando mi turno para entrar en consulta con uno de los mejores psicólogos del país. La soledad me está quemando vivo, es cierto que Henri viene a visitarme la mayoría de los días de la semana y su compañía me hace mucho bien. Pero ni Henri puede eliminar la soledad exhaustiva que siento cuando llegó por las noches de mis actividades y no tengo nadie a quien contarle cómo me fue en el día. Amy solía quedarse dormida a la mitad de mis historias y no decía gran cosa pero su compañía es algo completamente invaluable.

—¿Señor Logan Freedom? —pregunta una linda mujer que parece ser una enfermera del hospital.

—Sí soy yo —contesto inmediatamente. Puedo escuchar los susurros de la gente a mis espaldas diciendo cosas como "Oh, es Logan Freedom. El dueño de Empresas Freedom, se ve demasiado mal". Esto es lo que siempre ha odiado Amy, la gente sin escrúpulos que juzga a los demás sin tener idea de por lo que están pasando. Como si no supieran que ellos también están en esta sala de espera para personas con problemas psicológicos.

—Entre, por favor. El Dr. Spencer lo está esperando.

—Gracias —asiento con la cabeza y entro al consultorio.

El lugar no es muy tranquilizador que digamos, los colores oscuros reinan por todos lados. Hay muchos bustos de personajes importantes de la historia. Como Albert Einstein y algunos otros científicos. Me observan todos ellos y me siento incómodo. El doctor ya se ha demorado bastante como para arrepentirme de esta consulta y atravesar la puerta de salida.

—¡Qué demonios hago aquí! —me digo una y otra vez prácticamente gritando al sentirme solo— Me he vuelto loco, estoy loco, loco por ella. Deja de mirarme, tú... —vacilo confundido, estaba seguro que sabía su nombre pero ahora mismo no podía recordarlo.

—Se llama Marie Curie, fue una importante científica. Una gran mujer, una pionera para la ciencia de la radioactividad. Sin dudas cualquiera se volvería loco por ella.

Un hombre delgado y con suéter de rombos se acercaba lentamente detrás del asiento en el que estaba sentado. Jamás se me ocurrió girar la silla y mirar si había alguien detrás de mí. Lo usual era que alguien estuviera sentado en el amplio sillón que se encontraba en frente y no detrás.

—No, no. Quiero decir, no me he vuelto loco por ella. No por Marie Curie. Me he vuelto loco por Amy.

—¿Quién Amy, señor Freedom? —me pregunta el hombre delgado. Su cabello parecía el de una mujer y sus brazos eran delgados y largos.

—Mi esposa. Ella me tiene loco, la amo. —El hombre me mira confundido, por supuesto que debo amarla— Más de lo que debería.

—Bueno —suspira— quien sabe cuál es la medida exacta para el amor. Yo creo que la palabra amar, ya implica olvidarse de la medida. No creo que ese sea su problema, de verdad ¿no hay nada más que lo aqueje?

—Por supuesto que sí, su partida. No puedo soportar que esté lejos de mí. Me rompe el alma, confirmar que tras años de darle todo mi amor ella quiera dejarme.

—Nadie puede decidir cuánto deben quererlo los demás, podemos decidir si queremos amar, querer o apreciar a alguien. Pero no podemos hacer lo mismo con los otros.

Una vez más el hombre, igual que la vida intentaba decirme que tenía que aceptar lo que la vida tenía destinado para mí. Con ella, esto no era cuestión de dejar pasar. Yo tenía que hacer algo para recuperar mi maravillosa vida a su lado.

—Mire doctor, principalmente mi vida siempre ha sido así. Esperar que la vida haga por mí la mejor elección. Estoy harto de esperar, no quiero más. No sirve de nada quedarse sentado a la expectativa. Vine aquí, porque necesito que alguien me escuche. No necesito nada más, tengo muchos amigos que me dan consejos estúpidos. Porque no saben lo que es el amor. Me basta con ellos. De usted sólo quiero que me escuche.

—Bueno pues entonces comience. Estoy seguro que necesitaremos más de una sesión.

Loving Amy | Amar a AmyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora