Capítulo 5
Desperté, vi la hora en mi reloj, maldije en voz baja, y me levanté.
Me había quedado dormida a eso de las cinco de la mañana, y todo por culpa del simio idiota que tenía como compañero de hogar. Me había quedado una hora pensando en por qué era tan imbécil, por qué era tan irritante, y por qué, aún así, era malditamente guapo. No hubo respuestas coherentes por parte de mi limitado cerebro.
Me dirigí al baño, me encerré en él, y me bañé rápidamente.
¡De verdad no podía creerlo! ¡Me había pasado una jodida hora de la madrugada, pensando y pensando, y no obtuve ni siquiera una respuesta! Estaba más que enfadada, no podía creer que la culpa de mi falta de sueño era el mismísimo idiota creído de la escuela.
Decidí olvidar todo pensamiento negativo por el momento y tan sólo disfrutar el día Domingo. Era el último día libre de la semana y al siguiente tendría que volver a la rutina de Lunes a Viernes.
Me vestí con unos pantalones grises, un suéter gris oscuro, mis zapatillas de imitación de las Vans, mis gafas, y un collar negro. Perfectamente sencilla y común. Bajé las escaleras vestida de esa manera y me dirigí a la cocina.
Curiosamente no había nadie despierto aún. Podría ser por el hecho de que era muy temprano o que todos estaban muy ocupados con sus cosas. Cualquiera de las dos opciones me dejaba con la idea de que desayunaría sola. Tomé una rebanada de pan y un vaso de jugo de arándano; ok, mi desayuno era un tanto simple.
Terminé de comer y me decidí a estudiar un rato para avanzar un poco la materia de biología, ya que habría prueba el martes que se avecinaba. Subí las escaleras, me encerré en mi habitación, y estudié durante una hora.
No sabía cómo, y menos cuándo, pero me había quedado dormida. Oh, joder, yo nunca me había quedado dormida estudiando, pero ya me podía hacer una idea de que había sido porque había dormido tan sólo unas tres pobres horas. Bueno, al menos había una razón de por qué me había quedado dormida a la mitad de mi estudio.
Alguien golpeó la puerta de mi cuarto. ¿Quién sería? Claramente Julian no era, ya que él no tenía respeto por nadie y menos le importaría la opinión de una rata de biblioteca. ¿Diana? ¿El padre de Julian? ¿Mi madre? Bufé. No servía de nada andar preguntándome eso, no era adivina, así que opté por caminar hasta la puerta y abrirla despreocupadamente.
-¿Mamá?- pregunté horrorizada al verla vestida así.
¿¡Qué rayos le pasaba a mi madre!? Era Domingo, ella siempre se vestía de jeans y remeras los fines de semana. ¿Por qué estaba vestida con ese atuendo que usaba para ir al trabajo, conferencias, reuniones, o que también usaba para causar buena impresión?
-Saldré con los Serrano- sonrió haciendo un pequeño énfasis en la palabra "Serrano".
-¿Y por qué?- pregunté curiosa apoyándome contra el marco de la puerta y encarnando una ceja.
Muy bien, sabía por qué estaba vestida, la nueva pregunta era: ¿por qué saldría con los señores Serrano? ¿Me quedaría sola en casa o quería que fuera también?
-Queremos conversar un rato, hacía tiempo que no nos reuníamos. Tú te quedarás aquí en la casa con Julian, no creo que haya mucho problema ya que te la pasarás en tu habitación- eso era cierto-, así que yo saldré con los padres de Julian y... Bueno, te daré la noticia luego- dijo soltando una risita juguetona al final.
¿Qué? ¿Qué noticia?
-De... de acuerdo- dije no muy convencida y, luego de que mi madre me diera un beso en la frente en señal de despedida, se fue con sus queridos amigos Serrano.
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Viviendo con la nerd | Orian | Adaptada
RandomJulian Serrano es el chico más mujeriego, estúpido, popular y guapo de la escuela. Oriana Sabatini es la chica más antisocial, nerd, de bajo perfil y extraña de la escuela. Que ellos congeniaran sería como mezclar agua con aceite. Si ellos se hablar...