#EPÍLOGO

6.7K 388 58
                                    

JULIAN POV:

Presioné el botón por vigésima vez en el día, cambiando el canal otra vez, y sintiendo lástima de mí mismo.

Ya todo había acabado, no había vuelta atrás. Oriana se había ido a Nueva York y yo me había quedado en Londres, sufriendo recostado en el sillón, totalmente devastado. Sólo debían pasarme un helado, una manta y una película de romance, y ya parecería una de esas típicas chicas lloronas de las que tanto me burlaba hacía un tiempo.

«Te amo». ¿De verdad que esas palabras no valían nada para Oriana? Yo la amaba, al menos en lo que yo mismo podía comprender. Era imposible amar a alguien con apenas pasar una semana con esa persona, pero a mí me había pasado y había sido desgraciadamente inevitable.

Su cabello, sus ojos verdes que me habían intimidado desde el primer día, su sonrisa encantadora; ella entera me encantaba y me convertía en el más idiota troglodita alguna vez conocido. Ella era la única chica que lograba hacerme babear con un simple movimiento de cabello, hipnotizarme con tan sólo mirarme a los ojos y enamorarme completamente con una sencilla pero perfecta sonrisa.

Por Dios, necesitaba hablar con Tomás, ya me estaba dando el ataque de cursilería.

Apagué la televisión, cogí el teléfono y marqué el número de mi amigo, la única persona que conocía que era capaz de ayudarme en este aspecto. Me había apoyado siempre, podía confiar en que esta vez no me defraudaría.

Supongo.

-¿Hola?- dijo la voz adormilada de Tomás.

-Hola, Navarro- dije recostándome de nuevo en el sillón-. ¿Estás ocupado?

-Estaba ocupado durmiendo, si te sirve de algo- respondió él, para luego lanzar un bostezo por el otro lado de la línea.

-¿Puedes venir a mi casa?- pregunté, pasando mi mano por mi cabello, frustrado.

-Hay escuela...- suspiró él-. Allá voy- y dicho esto de su parte, la llamada se colgó, dejándome en completo silencio en la sala de estar.

Un total silencio que odiaba completamente.

Unos pasos bajando por las escaleras me hicieron reaccionar, haciéndome pensar inevitablemente en que era Oriana bajando para buscar algo en la cocina, charlar sobre algo conmigo o que estaba buscando a Dusty...

Hablando de Dusty, ¿dónde se había metido ese gato?

Mi decepción fue enorme al notar que era simplemente mi madre bajando a verme. Un suspiro salió de mis labios a la vez que ella me sonreía débilmente, acercándose a mí.

-¿Cómo estás?- me preguntó acariciando mi mejilla, para luego hacerse un pequeño espacio en el sillón, sentándose a mi lado.

Desvié mi mirada de la suya y mi ánimo cayó en picada de inmediatamente. ¿Que cómo estaba? Pues estaba tan bien que quería cortarme las venas, que me arrollara un camión, que Hulk me diera un puñetazo, y que finalmente alisaran mi cabello.

¿Exagerado? Créanme que no.

-Oh, vamos, ¡ánimo!- dijo ella con la voz un tanto ronca, como si estuviera enferma- Oriana no es la única chica en el mundo. Hay muchas chicas allá afuera que quisieran estar contigo, bebé.

-Pero a mí no me interesa, mamá, entiende- dije frunciendo el ceño y fijando mi mirada en la suya-. Yo quiero a Oriana.

La amaba.

Ella suspiró soñadora, acariciando mi mejilla nuevamente mientras sonreía, como la típica imagen maternal.

-Lo sé, hijo, lo sé... - dijo suavemente-. La amas, y ella a ti... Pero fue una semana, debes entender que quizás fue muy rápido...

Viviendo con la nerd | Orian | AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora