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D-637.

Octubre 15 del 2015. Día de mi alistamiento.

Octubre 01 del 2015. Fecha real en que se escribo y envió esta carta.

Se acerca el día; debo darme prisa si pretendo hacer llegar esta carta a tu regimiento justo el día primero para cumplir mi promesa. Te escribiré una carta cada día de esos 637. Es una nueva promesa.

Hace años estoy consciente sobre la llegada de este día, solo no creí verlo tan cerca o siquiera lograr llegar a la fecha junto a ti, tal vez por eso no estaba totalmente decidida a empezar a escribirte al menos una vez mientras no estés aquí como si tú fueras a responder  contándome cómo te está yendo sin mí.

Por hoy solo te diré: a pesar de estar intrigada sobre cómo será tu alistamiento y la espera por ti durante estos dos años, todavía me preocupa no continuar siendo capaz de aguardar otro día más. Ni siquiera sé cómo llegué aquí, a 'hoy'; sin embargo prometí estar contigo hasta el final.

Ambos hemos crecido y madurado solo un poco a través de estos 10 años juntos; nos gustan cosas nuevas, añoramos algunas del pasado, hemos hecho más promesas y hasta hoy las cumplimos todas... la cuestión es...

Han pasado 10 años... ¿qué nos hemos dado o arrebatado para pensar que podemos durar o no 10 años más?

Un día más...

O, tal vez cuestionar si el final será para ambos al mismo tiempo o llegará antes para ti, o para mí...

¿Me cansaré de esperar o te cansarás antes de ser esperado y no poder estar?

Es eso...

¿Sucederá antes tu final o el mío?

No te angusties, por hoy todavía te espero. ¿Y tú?

Por ahora es todo, veremos cuanto más te extraño después.

Con cariño unilateral definitivamente no simbólico:

Una fan.

*****

Esa fue la primer carta que recibí de ella. La leí superficialmente como todas las demás y no la recordé hasta unas semanas después, cuando me di cuenta de que eran muchas de la misma persona. No solo tenía esa peculiaridad; recibí al menos dos cartas de varias personas durante dos años, pero 366 solo de ella. Si eso no era lo suficientemente único; cada una venía en un sobre aparentemente avejentado con un sello de cera, estampillas y sellos de oficinas postales de cada parte del mundo por donde fue pasando antes de llegar a mí: un remitente de otro país. 

Aunque lo más seductor era eso, verdaderamente parecía venir de otra época.

Sé que difícilmente uno puede tener una imagen seductora de alguien que no ha visto nunca. O al menos, creer no haber visto nunca. 

Cada lunes recogía mi correo en la oficina del campo militar donde cumplía mi servicio como soldado activo en mi nación. La primera semana recibí un saco lleno de ellas; tantas que quien daba ese servicio había también notado antes un patrón en al menos uno de los remitentes en cuanto a cómo se veía el sobre y apiló esas cartas por fecha de llegada en un solo mazo atado con una cuerda y las puso junto al resto dentro del saco. 16 la primera vez y 6 o 7 puntuales cartas cada semana apiladas adrede para parecer todavía un viaje más romántico después de eso. Una de esas tardes me las entregó por separado solo para señalar algo:

- Estas empezaron a llegar la semana pasada a la dirección general y la oficina las envió aquí cuando se decidió tu número y lugar de entrenamiento, hoy por la mañana todavía apilé cuatro más, al parecer se envió una cada día. –comentó el soldado de la oficina en el lugar. -Tienes al menos un fan muy leal. 

637 cartas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora