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Claramente no volvió a mencionar el tema de sus remordimientos en sus próximas cartas; no esperaba que lo hiciera, después de todo si lo que buscaba era exprimir la suciedad de sí, para qué seguir rebuscando entre los escombros ya desechos y deshechos. Mejor lanzarse en paracaídas y terminar de sacudir los miedos.

Vi a Yesung otro de esos días, desde que le había comentado brevemente sobre sus cartas había estado acosándome con decirle más; estaba preparando su segundo álbum solista y ya que una vez él acudió al estudio conmigo y Eunhyuk para ayudarnos a vocalizar pues la canción exigía un tanto más de habilidad vocal, me pidió apoyo más que nada moral y en una parte de rap en segunda voz que en ese momento Henry no podía grabar, la canción era del canadiense pero él quería saber ya cómo se escucharía en el fondo mientras este volvía y grababa la versión real. Llegamos temprano y mientras esperábamos el turno en el estudio y al productor pedimos café, té y botanas; conversamos un rato y no pude evitarlo.

Yesung es ese tipo de persona con quien te sientas a conversar y como habla demasiado de todo, llega un momento en el que también te hace hablar de casi cualquier cosa.

Le gustaba una chica, decía, esperaba tener agallas para invitarla a su concierto pero temía ser rechazado; casi me sonó a excusa para conocer la opinión del más rechazado en la historia de Super Junior y burlarse de lo que tendría que decir: yo.

- Solo debes ir y preguntarle. No. –corregí. –Debes ir y pedirle que vaya. Dile que te gustaría y sería emocionante verla ahí. Basta de ser pasivo agresivo, voto únicamente por la agresividad en el amor. Basta de evitar tentaciones. Al diablo con las posibilidades, ve a por ella y se acabó.

- Quien te oyera diría que eres un verdadero playboy. –respondió.

- No es que vaya a hacerlo, pero ciertamente estoy harto de esperar. Estoy envejeciendo y el futuro me golpea cada vez más cerca a la cara. No quiero matar el tiempo mientras espero a que el tiempo me mate antes de saber lo que es vivir.

Sus ojos de mirada sigilosa parecían más confundidos.

- Estás filosofando...

- ¿Lo estoy?

- ¿Hay algo que quieras contarme además de lo poco de la otra noche?

- No, solo creo que debes ir a por ella. Si va a arder el mundo, que arda de una buena vez.

- ¿Dices que no importa si los fans...?

- Digo que no importa nada más excepto lo que sientas por ella; si siente lo mismo por ti nunca sabrás cómo es estar a su lado por vivir pensando en qué dirán los fans. Sungmin se atrevió, esa fue su forma de retar a su destino, lo logró a pesar de todo y el mundo no ardió, entonces ve a por esa mujer.

- Donghae... ¿estás bien?

- Seguro... - Algo chocante sobre Yesung es su capacidad de analizar cuando debe hacerlo. Atina solo a los momentos importantes. No se le escapa nada. Justo en el blanco en el segundo perfecto.

- Lloraste cuando Sungmin se casó, pensaste que lo mismo te pasaría si te casas y ahora... solo dices que vaya a por ella y nada más... ¿en qué andas y con quién? ¿Qué cosa no me estás diciendo?

Después de un largo y profundo suspiro mirando el techo con los brazos extendidos en el sillón de la salita de espera, pasar un gordo trago de saliva, incorporarme suspirando nuevamente, bebí de mi café, lo vi recargarse en su sillón, cruzar una pierna sobre la otra y acomodarse para escuchar.

637 cartas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora