Hanabi (NaLu)

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El salón desbordaba de gente deseosa ver a Juvia y a Gray declarar oficial su compromiso.

Natsu llevaba puesto un traje negro que le prestó Gajeel, le quedaba un tanto suelto. Caso contrario era Levy ya que el vestido que había comprado para ella en España le quedaba bastante ajustado, aún así como tan buen amiga que es lo tenía puesto.

—¿Subiste de peso? —No podía entender que me haya equivocado con el talle.

—Si, bueno, últimamente no he estado cuidándome...—Exclamó alicaída.

—Aun así se ve bien —Gajeel oyó nuestra conversación superficial y la tomó del brazo —Deberias ver por ti misma, rubia...

—¿Que? —Me crucé de brazos sorprendida y molesta —¡Que grosero!

—¡Lu! No le hagas caso... él... —Gajeel se la llevó y Levy sólo agachó la cabeza. No entendí nada ¿Que demonios estaba sucediendo?

—Esta así desde hace unas semanas... —La voz de Erza me hizo volver de mis pensamientos, Giré a verla y mi mandíbula cayó hasta el suelo. Se veía hermosa, sensual, en cierta forma sentí las palabras de Gajeel tan ciertas.

—¡Erza!

—¿Que sucede? —Se puso colorada —¿Me veo mal?

—No...No —Me asustó su forma de actuar tan tierna.

—Estaré en la  mesa de los dulces unos minutos, si lo ves...¿Puedes avisarme?

—¡¿Ver a quien?! —Grité mientras Erza huía desesperada tras un pastel de frutillas.

   Coloqué las manos en mi cabeza. No entendía nada, todos estaban tan extraños y diferentes, me entristecía saber que ellos crecían lejos mío y de Natsu también, perdíamos muchas cosas en común.

—¿Lucy Heartfilia? —La voz calma de un muchacho me paralizó, cuando lo vi quede aún peor.

—Si...¿Quien eres?

—Ah, veo que no me recuerdas, mi padre fue socio del tuyo hace unos años, me llamo Jellal un gusto volver a verte después de tanto tiempo...

—¿Jellal? —Rasqué mi cabeza pensativa, intentaba hacer memoria, apenas podía recordar, es decir a lo largo de mi infancia conocí muchos niños, hijos de socios de mi padre, me era difícil recordar con exactitud cual de ellos era.

—Nuestros padres siempre decían que tú y yo nos casaríamos al cumplir veintiún años —Sonrió de forma maliciosa —¿Eso refresca tu memoria?

Retrocedi unos pasos aterrada. De repente la imagen de ellos en una cena de negocios en el comedor de mi hogar, hablando de nietos, de como ambas empresas se fusionarían, la cara del niño de cabellos azules sacándome la lengua, sólo teníamos diez años.

—¿Que...que haces aquí!? ¿¡Que pretendes!? —Mis mejillas ardieron —Tengo novio, no puedes aparecer ahora y...

—Te equívocas —largó una carcajada. Lo miré extrañada.

—Es decir que tu no quieres...

—Claro que no Lucy. Yo estoy interesado en Erza...

—¡Erza! Entonces ella se refería a ti —Me crucé de brazos —Perfecto, jamás me casaría obligada por mi padre.

—Escuché que estas viviendo en España con un muchacho, eso inválido nuestro compromiso...

—¿De que hablas? —Achiné los ojos —¿Sucedió algo y no estaba enterada?

—Hace un tiempo tu padre y el mío se reunieron para planear lo que sería nuestro compromiso. Pero después supimos que estabas con un joven y todo lo acordado se disolvió.