Hanabi (NaLu)

30

La espalda me dolía como los mil demonios, dejé la caja de cartón sobre el piso y acomodé la cola de caballo que se estaba comenzando a aflojar en mi largo cabello. Gajeel pasó por mi lado con dos sillas de madera blanca y caminó hacia la cocina ignorandome pero luego volvió a mí con una botella de agua fresca.

-Gracias.

-Sobre la reunión de mañana, al parecer el socio está especulando en vender sus acciones a la nueva compañía de rieles--Gajeel aprovechó que estábamos solos pero no le duró mucho.

-¿Están hablando de trabajo? -Levy apareció con una maceta en mano y nos miró de mala gana -¿Que habíamos arreglado hoy?

Gajeel tragó saliva, aquel hombre de "metal" como me gustaba llamarlo por su porte rudo siempre se veía derrotado ante la mirada de Levy aquella que te regañaba con razón.

-Que el día de la mudanza no hablemos de trabajo pero...

-¿Pero? -Levy se acomodó mejor donde estaba podría estar ahí todo el día destruyendo las excusas de su pareja.

-Debo continuar con estas cajas -Dejé la botella en el suelo y continúe mi labor sin culpa alguna.

El verano hacia su aparición de manera brusca, aquella tarde el calor partía la tierra y las cigarras daban una sinfonía que causaba más desgano que molestia, no estaba acostumbrada al campo puesto que vivía en ciudad, el aire era tranquilo e invitaba a dormir pero estábamos apurados ordenando las cajas de la mudanza de la familia Redox que hoy comenzaban a vivir en la privacidad del hogar que tanto habían deseado.

Los extrañaría demasiado, los niños daban una alegría a aquel enorme caserón y Levy ese toque tan delicado y suyo... Extrañaría escucharla tocar el piano todas las mañanas y a Gajeel despertándome para trabajar cuando me quedaba dormida.

Sentí su mano transpirada en mi hombro y me sobresalté.

-¿Te asusté? -Carcajeó mientras se tomaba la espalda -¡Que dolor!

-Ya perdiste la costumbre de levantar cosas pesadas -Suspiré, Natsu se sentó sobre el sillón que había traído hasta ahí.

-No es algo de lo que quisiera trabajar nuevamente, además el tipo siempre usaba palabras raras...

-Apenas sabías enlazar una frase en español, deberías ser agradecido de que te contrató igual, pero luego aprendiste -Me senté sobre sus piernas a pesar de que se quejara quería estar muy cerca de él y llenarlo de besos.

Natsu y yo había vuelto a ser pareja, podría decirse que era empezar de cero. Ya no existía el miedo de sincerar sentimientos ni la distancia indefinida, tampoco mi padre, la bruja, la universidad ni nadie... Estábamos los dos de nuevo en el camino, más unidos que antes.

Besó de forma tierna la punta de mi nariz y me atrajo hacia él rodeandome con sus brazos, coloqué mi cabeza en su hombro y cerré los ojos disfrutando de la leve brisa que entraba por el ventanal del living de la flamante casa. Madre... Padre... ¿Están orgullosos de mi?

A mi mente llegó Loki lo cual me turbó un poco, y me moví de mi lugar, Natsu como si adivinara que recordé algo triste me hamacó suavemente y acarició mi pelo logrando que me relajara, aún así rememoré el momento que terminé mi relación con Loki y como él había sonreído resignado y confesado que en el fondo sabía que volvería con Natsu pero que él de todas formas se aferró a la idea de que funcionaría... Escuchar eso me destrozó pero no fui capaz de decir nada, quién en verdad estaba sufriendo era Loki y era un joven demasiado tierno y bueno para pasar por esto.

Había prometido que no se separaría del grupo y aunque fuera difícil mantenerse cerca de nosotros concurriría a las reuniones de amigos que solíamos hacer pero aún así él no volvió... Y era entendible, incluso Natsu y yo nos alejamos ya que no lo creíamos justo, las cosas siempre se tornaban difíciles cuando existía una amistad grupal de por medio.