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Coloqué la foto en un marco color celeste y la contemplé por unos minutos para luego ponerla en mi mesa de luz al lado del velador. Atesoraría por siempre aquella fotografía. Un bello momento capturado para la eternidad. El día estaba plagado de sentimientos inusuales, el amor flotaba en el aire... aún no podía creer que...

—¿Gray comprometido? —Natsu entró a mi habitación con Happy en brazos.

—Si, bueno, en una semana estarán oficialmente comprometidos —Posé los ojos en él.

—¿Que llevaré? —Se vió preocupado —Jamás fui a una boda ni tampoco vi a una novia  —Quedó pensativo quizás imaginando el momento.

—Natsu, Juvia y Gray aún no se casaran...

—¿Como que no? —Me miró confundido —¿Para que la invitación?

—La fiesta de compromiso y el casamiento son cosas diferentes —Le expliqué, él rascó su cabeza.

—Como sea —Me interrumpió —Voy a empacar.

—¡Espera! —Le grité —¡Faltan varios días! ¿¡Puedes calmarte!?

—¡Cálmate tú! —Se molestó y pateó una silla. Happy salió huyendo totalmente erizado.

—¿Estas bien? —Me asusté.

Natsu se sentó en el borde de la cama y se cruzó de brazos.

—Ese Gray infeliz... Siempre un paso adelante de mi —Refunfuñó.

—¿Que dices? —Me senté a su lado.

—¿Comprometerse antes que yo? ¡Debía ser el primero!

Me moleste en grande, me puse de pie frente a él y lo señalé.

—Compites hasta en estas cuestiones ¡Que vergüenza!

—¡Pero...!

—¡Comprometerse y casarse son cosas que se hacen porque se quiere no por competir!

—¿¡Que te hace creer que no quiero!? —Se levantó de golpe, enrojeci totalmente.

—¿¡Que tú que!?

—¡Si! Quiero que nos casemos es una de mis prioridades contigo...

    Me tapé la cara con las manos, los latidos se incrementaron tanto que por un momento pensé que mi corazón subiría a mi garganta y lo expulsaría por la boca, quedaría allí en el piso latiendo como un condenado.

Si reaccionaba así con esas palabras no queria ni imaginar cuando él... Él... Me pidiera matrimonio.

—Tener nuestra casa...—enumeraba con los dedos —Una novia para Happy...¡Hijos!

—¿¡Que!? —retrocedi unos pasos —Hij...hij...—No podía terminar la palabra, parecía que Natsu enumeraba mis sueños con él pero moría de la vergüenza.

—Si, hijos —Se acercó a mí —Quisiera una hija la llamaría Nashi.

—¿Por que así? —De la vergüenza pasé a la impresión.

Hanabi (NaLu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora