Ogro

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Fred pateo su baúl lo más fuerte que pudo, dio un gruñido de exasperación y se sentó en la cama con las manos en su cabello.

-Bueno, no estuvo tan mal Freddy – trato de tranquilizarlo su gemelo.

-¿Qué no estuvo tan mal? Acabamos de desperdiciar los últimos gramos de veneno de selvia verde que teníamos, tú sabes que costoso es – soltó Fred molesto.

-Lo sé pero al menos nada grave ocurrió, ¿Quién iba a pensar que combinado con el aceite de olmo explotaría?

Fred se levanto y pateo el baúl de nuevo.

-Bien, ya cálmate – soltó George algo más serio.

-Lo siento, yo, esperaba que funcionara esta vez, lo hemos intentado mucho y no funciona, es exasperante.

-Aja – asintió George dándole menos importancia, él sabía porque estaba de ese humor, quería demostrarle a Pansy cuán lejos podía llegar.

-Escucha, se que lo de Pansy te tiene algo... alterado, pero...

-¡No estoy alterado! – soltó Fred molesto.

George solo lo miro serio y Fred tuvo que admitir lo que cargaba en el pecho.

-Bien, si, tal vez, es que... se acercan las vacaciones y ese imbécil de Ludo no nos pago lo que nos debe y los productos no parecen mejorar y... necesito que esto funcione George.

-¿Por qué tanto interés?

-George esto es en serio – soltó el más serio de lo que jamás había estado.

-Lo sé, para mí también.

-No lo parece – George frunció el ceño algo herido y Fred se dio cuenta de que estaba desquitando su furia contra él – lo lamento.

-Descuida.

-No, de verdad lo lamento, mañana volvemos a casa y ya no la veré más – se sentó en la cama como si estuviera exhausto – les dirá a sus padres.

-Todo estará bien Freddy.

-No lo sé, ellos no son como ella, tal vez se opongan.

-Si ella te ama, estará contigo.

-Claro pero, seria genial mostrarle a su familia que soy digno de ella, lograr, ser digno de ella.

George frunció el ceño y se acerco a su hermano.

-Ahora escúchame bien Fred – era su turno de ponerse serio – tú eres el más increíble chico que yo he conocido, que cualquiera haya conocido, si ella es lista, lo sabrá ver, y valorar.

-No dudo de mi, George – soltó con una sonrisa – ni de ella, dudo, de los demás.

-¡A la mierda los demás! – Grito George – nadie puede mandar al corazón, si ustedes se quieren ¿que más da?

-Claro, pero aun así, quiero que esto resulte.

-Resultara.

-Si – dijo Fred un poco más seguro – bueno, me voy.

-¿Qué? ¿A dónde? ¿No me ayudaras a limpiar?

-Debo despedirme – dijo saliendo de la habitación.

Bajo a la sala común y se alegro aun mas, todos los chicos tenían sortilegios Weasley entre sus manos, tal vez esto funcionara más rápido de lo que pensó. Por el pasillo se le ocurrió una idea, lo pensó mientras esperaba a "la princesa de Slytherin", cuando ella llego lo encontró distante, hundido en sus pensamientos.

-¿Fred? ¿Estás ahí? – pregunto tomando su brazo.

-Oh, lo lamento, solo pensaba – le sonrió el pelirrojo acercándose para besarla suavemente.

-¿Y en qué? Si se puede saber.

-Cosas de chicos – soltó Fred, aun tenía que consultarlo con su hermano.

-Bien – dijo Pansy tomando su mano y sonriendo dulcemente.

-Hoy estas muy linda – alago Fred al verla de arriba hacia abajo.

Llevaba un vestido verde bastante corto y ceñido, su largo cabello suelto en hondas, su esbelto cuello lucia precioso incitando a bajar la mirada a su escote y su maquillaje tan natural la hacía lucir radiante.

-Gracias.

-¿Quieres ir a algún lado?

-¿A dónde?

-A fuera, a beber algo al pueblo o, a donde tú quieras.

-¿Al pueblo? – Pregunto extrañada - no podemos salir de aquí hasta mañana.

Fred rió y beso su mejilla.

-Tengo algunos atajos.

-Ah ¿si? – Él asintió orgulloso – no me sorprende, el príncipe debe conocer el bosque como la palma de su mano.

-Claro, aunque yo sería más bien el ogro.

-¿El ogro? Pero yo soy la princesa.

-Exacto, yo no tengo madera de príncipe, más bien del ogro que toma a la princesa por las malas alejándola del idiota del príncipe para siempre.

-En esos cuentos el príncipe siempre mata al ogro.

-Me alegra que esto no sea un cuento – sonrió Fred dándole el brazo para llevarla como el caballero a la dama.

Pasaron la tarde riendo y bebiendo cervezas de mantequilla, besándose y dedicándose miradas tiernas, no sospechaban que muy cerca había alguien observándolos.

Orgullo y Humor (Fredansy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora