El plan del príncipe

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Las vacaciones de verano fueron un agridulce tormento para Fred, por un lado extrañaba a Pansy tanto que casi dolía, extrañaba sus ojos, sus labios, su cabello, su cintura... toda ella. Pero por otro lado estaban progresando mucho con los sortilegios Weasley, con el dinero que les dio Harry al fin podrían abrir su propia tienda, el futuro pintaba prometedor, muy prometedor.

Pansy había prometido no hablar con sus padres hasta que Fred estuviera en una posición económica un poco más estable y él se moría por que esto fuese pronto por que no creía soportar otro año con el idiota de Malfoy jactándose de ser su prometido.

-¡SI! – grito George al darse cuenta de que el dulce había funcionado.

Lo había hecho cambiar su tono de piel por una de color azul.

Fred sonrió emocionado.

-¿Sabes? Creo que estamos listos Georgy.

-¿Tú crees?

-Sí, todos los productos están terminados.

-¿Crees que deberíamos a comenzar a buscar local?

-Creo que sería lo mejor.

-No lo sé – dijo George algo pensativo – de nada nos sirve ahora, con todo lo que hay con lo de... ya sabes... la orden.

-Sí, pero pensándolo bien... siempre habrá algo ¿no? La escuela, una asociación fundada para destruir al villano más malvado de todos los tiempos, tenemos que sacar el tiempo.

-Tienes razón Freddy, comencemos a buscar.

Las cartas de Fred no podían dar detalles, ni siquiera podía hablar de la lúgubre mansión en la que se encontraba. Por su parte Pansy redactaba cartas de 30 cm como mínimo, a Fred le gustaban, se sentía más cerca de ella, al fin encontró una lectura que no le aburría, que de hecho esperaba con ansias.

La honorable mansión Black era increíble, había alimañas más que sorprendentes e increíblemente benefactoras para sus productos, así que limpiar la asquerosidad maligna y retorcida de la casa no les causo ni el más mínimo contratiempo.

Pansy por otro lado se encontraba más que aburrida en su "prisión de oro" como solía llamarla en su cabeza.

Se encontraba tirada boca abajo en un sofá verde oscuro, veía por la ventana a los enormes y majestuosos jardines pensando en Fred y en sus mas que cortas cartas cuando un piquete en las costillas la saco de su ensimismamiento.

-Auch – se volvió y vio al rubio de sonrisa socarrona.

-Hola princesa – saludo Draco.

-¿Qué haces aquí?

-Que cálida bienvenida – soltó con ironía - si así es ahora no quiero ni imaginar cómo me recibirás en casa cuando estemos casados querida.

Ella hizo una mueca y se levanto.

-Lo lamento, me tomaste por sorpresa – se disculpo con una pequeña sonrisa.

Draco miro en otra dirección fingiéndose más ofendido de lo que en realidad estaba. Ella lo golpeo juguetonamente en el hombro y al fin soltó una sonora carcajada.

-Bien, vámonos – dijo el rubio tomando su mano.

-¿A dónde?

-A donde sea, aquí esta aburridísimo.

Como no tenían más a donde ir salieron a los preciosos jardines, caminaban muy cerca y en silencio, ese cálido silencio que solo dos personas que se conocen a la perfección pueden contarse.

-Pansy – soltó Draco después de un tiempo de pensar en cómo abordar el tema.

-¿Si?

-¿De verdad...? ¿De verdad ibas a...?

-Sí.

-Pansy, no vale la pena...

-Claro que sí.

-Es un Weasley - soltó en voz baja pero llena de frustración.

-Sí, un Weasley ¿Qué con eso?

Draco la miro con una mezcla de emociones en su rostro, sorpresa, coraje, preocupación.

-Draco, sé que no es...

-Pansy escúchame – dijo deteniéndose frente una fuente en forma de serpiente con ojos de esmeraldas y tomando sus manos – debes dejar esto, solo terminaras mal.

Ella lo miro con tristeza pero decisión.

-No Draco, lo amo, eso no puede terminar mal.

-Pansy, esto no es un cuento de muggles en donde el amor siempre triunfa, esto es algo mucho más oscuro, en donde la princesa jamás sale de la torre, porque no solo la vigila un dragón, si no que está en el nido de los dragones.

Pansy miro la fuente con el ceño fruncido.

-¿Y qué quieres que haga Draco? ¿Qué me rinda? ¿Sin siquiera intentarlo?

-Quiero que hagas esto con la cabeza y no con el corazón – dijo tomando su rostro para verla a los ojos.

Vio su tristeza y su miedo, su terror.

-Pansy, escucha, jamás lo permitirán, jamás nos dejaran salir, solo podemos... hacer una tregua... y engañarlos ¿entiendes? Porque no hay más opción, es seguir su juego o la muerte.

Pansy lo miro con la duda en sus verdes ojos. Draco sonrió aun con sus manos sobre sus mejillas.

-La princesa y el príncipe están destinados a estar juntos, les hacen creer que lo saben, que lo aceptan, se casan, y se van, a reinar en su propio castillo ¿entiendes?

-Pero... ¿Qué pasaría con el verdadero amor de la princesa?

-Tendría que resignarse, y entender, que la princesa esta mejor con el príncipe.

Pansy comenzó a derramar las lágrimas que habían inundado su pecho desde que Draco le recordó lo que sería de ella si se oponía a la decisión de sus padres. Tenía que entenderlo, tenía que dejar los cuentos muggles y regresar a la realidad, no podría estar con Fred, porque la princesa no pertenece al ogro, pertenece al príncipe, siempre es así.

Draco la abrazo tratando de consolar la pena que sabía que sentía, beso su frente en varias ocasiones con los ojos fuertemente cerrados tratando de ahogar sus propias lágrimas.

-Lo siento Pansy, es esto o la muerte.

Ella sollozo sabiendo que sus palabras eran ciertas.

-Pero te prometo, que te haré feliz, tal vez no como... como lo serias con él, pero si como lo serias con un hombre que te ama más que a nada.

Orgullo y Humor (Fredansy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora