El secreto de Draco

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Salió corriendo con una enorme sonrisa en sus labios, era lo más divertido que había visto desde hacía meses, además de sus charlas con el pelirrojo por las noches que cada vez eran más distantes debido a los gorilas que la seguían por todo el castillo y de la horrible profesora de DCAO que se esforzaba en hacer la vida de los alumnos de Hogwarts miserable.

Pansy choco contra un manchón rubio en su huida.

-Pansy ¿A dónde vas tan deprisa?

-Draco – logro decir entre risas – les creció la lengua tan larga como la de un camaleón.

-¿Qué? ¿A quiénes?

-A mis tontos gorilas, les di uno de los dulces de Fred y... - no continúo por que una enana de rosa paso a su lado.

Ellos le sonrieron con hipocresía mientras la profesora hacia lo mismo.

-Esa mujer me pone la piel de gallina, enserio – dijo Draco viéndola alejarse.

-Lo sé, es retorcida.

Continuaron hablando y riendo por todo el camino rumbo a su siguiente clase.

-¿Dijiste que el pobretón ese te dio los dulces?

-No le digas así – soltó furiosa pero Draco no le prestaba mucha atención.

-¿De dónde los saco? ¿Crees que tenga más?

-Por supuesto, ellos los fabrican.

-Vaya, estoy sorprendido – soltó con malicia.

-Draco, basta, si lo conocieras te agradaría.

-Es un Weasley.

-Y tú un Malfoy, y yo una Parkinson, ¿Qué importa?

Draco sonrió de lado con un extraño brillo en la mirada.

-Eres una lindura, ¿lo sabes? – después de decir esto le dio un beso en la frente.

Ella se sonrojo pero sonrió con ganas.

-¿Qué sucede contigo hoy?

-No los sé – dijo tomando sus libros y comenzando a caminar – tal vez sea que acabo de hablar con una linda chica hoy, aunque no, no con una, contándote a ti, serian dos.

Pansy entrecerró los ojos con una sonrisa juguetona entre sus labios.

-Y... ¿se puede saber con quién?

-No.

-Vamos Draco.

-No.

-Draco.

-Mis labios están sellados.

-Draco, yo también se guardar secretos – dijo colgándose de su brazo divertida.

-Claro que no, si hay algo en lo que seas terrible es en guardar secretos.

-Bueno... bueno... tal vez, pero este sí que lo guardare, lo prometo.

-He dicho que no, no insistas.

Ambos jugueteaban y reían tan amenamente que cualquiera diría que eran una pareja, eran muy unidos y se notaba que se querían, las personas los veían y sonreían, eran la pareja perfecta, los príncipes de Slytherin.

Sin importar lo mucho que Pansy insistió no logro sonsacarle a Draco su secreto pero por un lado se alegro, él tenía razón, no sabía guardar secretos y ya tenía bastante con el suyo, no quería cargar con más peso sobre su espalda.

Desde la mesa de las serpientes logro ver un par de manchones rojos en la de los leones.

Sonrió sin proponérselo cuando él la miro, con esos claros mares azules que provocaban hundirse en ellos por siempre.

Su mirada tierna y esa sonrisa picara la volvían loca, solo quería correr por el gran comedor y lanzarse a sus brazos pero se contuvo, no, no podía.

Cuando salió del gran salón el pelirrojo se encontraba recargado en una de las estatuas junto a su hermano y una chica de color a la que había visto junto a él en el baile, entrecerró los ojos sin proponérselo al recordarla abrazada a él.

Continuo caminando ocultando sus inesperados celos, con su largo cabello negro hondeando en su espalda y su pavoneo involuntario tan propio de ella. Los Weasley la miraron y el pelirrojo soltó un par de palabras cuando ella paso a su lado.

-Parkinson, deberías ponerte un abrigo, hará frió esta noche, sobre todo para la madia noche.

Ella lo miro levantando una ceja, fingiendo tanto desdén como pudo. Sabía que esas palabras significaban que su blusa era muy poca ropa para que Fred estuviera de acuerdo en que la usara, si tenía escote pero no era para tanto y también significaban verse esa noche.

-Ese no es tu asunto Weasley – poso la mirada en la chica quien traía un suéter tejido como el que él siempre usaba – pero ya que lo mencionas, si tengo algo de frió.

En cuestión de segundos un chico de Slytherin se quito su chaqueta y se la ofreció, al igual que uno de Ravenclaw y un par de tejones.

Tomo el del Slytherin y se lo paso sobre los hombros con una sonrisa de lado, continuo su camino con el mismo chico cargando sus libros mientras Fred tensaba tanto su mandíbula que se escuchaba rechinar sus dientes. Eso le enseñaría que no debía ser cortes con otras chicas.

Orgullo y Humor (Fredansy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora