Fred solo podía pensar en llegar hasta ella, estaba en peligro, Voldemort estaba en Hogwarts, Harry estaba en Hogwarts, la guerra había comenzado.
La orden llego al fin, él salió de la sala de menesteres como un rayo rojo, llegaron hasta el gran comedor y la batalla comenzó.
Él tomo su cintura y la abrazo tan fuerte como pudo.
-Fred – su voz sonó aterrada.
-Estoy aquí, estoy aquí, descuida.
-Viniste a pelear.
-Sí.
-No, no Fred, vámonos – le suplico.
-Tú lo dijiste, un Gryffindor jamás abandona una batalla.
Ella lo miro a los ojos, sus hermosos ojos verdes estaban inundados con lágrimas y su corazón se rompió, podía ser la última vez que la viera.
-Bien – dijo ella.
Se quito la túnica y la lanzo a una esquina, también la corbata.
-¿Qué haces?
-Te acompaño.
-No, no, tú saldrás por ese retrato y...
-Si tú te quedas, yo también.
-No Pansy.
-Lo siento Fred, pero no te dejare atrás, luchare contigo, por nosotros, por nuestro futuro.
-Pansy.
Por un momento se planteo dejar la batalla, darle la espalda a Harry, a su familia, al mundo mágico, pero la mirada en los ojos de Pansy era de coraje, de seguridad y de confianza.
-Lo haremos. Vamos.
Tomo su mano y juntos se hundieron en la batalla.
Los mortifagos eran muchos, cientos, ¿de dónde demonios salían tantos?
Pansy luchaba como una diosa, se movía como una bailarina y atacaba como una fiera. Fred no le quitaba los ojos de encima, trataba de protegerla aunque era obvio que no lo necesitaba. Ella tenía armas, armas oscuras que lucían tan sexys en ella.
Lanzaba hechizos y maldiciones que él jamás había visto, pero eran efectivas, demonios lo eran.
Tan cerca de ella como podía continuaba luchando. Su corazón se rompió en mil pedazos cuando vio a Lupin caer por un maleficio asesino.
-¡No! ¡Lupin!
Pansy lo tomo del brazo y él se dio cuenta de que no era momento de llorar, no ahora, ya vendría después... después...
Pansy lo vio en cámara lenta, la explosión la dejo sorda durante unos segundos, el mundo se detuvo, de pronto ya nada tuvo sentido.
-¡FRED!
No escucho su propio grito, no sintió el dolor de su garganta desgarrada hasta después, mucho después.
Las lágrimas caían, como pequeños arroyos desde sus ojos hasta el pecho de Fred.
No escuchaba las suplicas de Percy hacia su hermano, solo podía escuchar su propio dolor.
Su corazón deshaciéndose en mil pedazos. Su cerebro diciéndole que reaccionara, pero... ¿como podía reaccionar ahora?
Fred estaba muerto.
La lucha acabo, el cuerpo inerte de Fred se encontraba en el gran comedor, parecía que dormía, ella aun no reaccionaba, solo sabía que esto no estaba bien, deseaba que fuese una terrible pesadilla ¿y ahora qué? ¿Qué sucedería con sus planes y sueños? ¿Qué sería del futuro? Ahora ya no había futuro, ya no había sueños, ya no había vida. Fred se había ido.
Sintió los brazos rodearla, tan parecidos a los de él pero a la vez tan diferentes.
Ella no devolvió el abrazo, no podía moverse, sintió los sollozos en su cabello, las lágrimas lo mojaron. Ella no lloraba, al menos no lo sentía.
-Lo lamento Pansy – dijo George en su oído – se que... se que realmente lo amabas.
Ella lo miro, por un momento pensó... pero no... Fred se había ido, para siempre.
-George...
El pelirrojo lloraba y temblaba, asintió y ella supo que su dolor era tan profundo o aun más profundo que el suyo.
Al fin se dejo llevar por el dolor, la realidad la golpeo tan fuerte como un Avada, deseo que fuera así.
Sus gritos comenzaron a doler, George la abrazo y trato de calmarla, grito hasta que su garganta estovo tan lastimada que los gritos ya no se escucharon.
-Lo siento, yo también lo siento, Pansy... por favor, cálmate.
-Se fue – lloro en el hombro de George. – Se fue.
Él la abrazo más fuerte y así se mantuvieron durante instantes que parecieron infinitos, hasta que el mundo cruelmente volvió a girar, irrespetuoso de su dolor, de su perdida.
Fred había muerto y el mundo no debería de seguir girando, pero lo hacía, demonios lo hacía.
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Orgullo y Humor (Fredansy)
FanfictionContinuación del Oneshot "Bajo el maldito muérdago" Pansy y Fred vivieron una situación algo curiosa y ahora la "princesa de Slytherin" no puede sacarse al pelirrojo de la cabeza, ni siquiera con la ayuda de su rubio favorito. Fred tampoco puede...