A la mañana siguiente desperté más calmada y sintiéndome bien conmigo misma. Al fin volvía la paz a mí, o al menos un poco.
Fui a la cocina y me preparé el desayuno. Me senté en la mesa del comedor y empecé a comer. Mientras lo hacía, recordé aquel momento del día anterior, cuando vi a Rubén sonreirme. Lo único que necesitaba era eso, una sonrisa, y lo obtuve. Aquel momento me encantó.
Con Rubén todo está genial, pero... ¿Qué va a pasar con Sergio? ¿Lograré hablar con él alguna vez? ¿Podré compartir de nuevo momentos junto a él?
Ni siquiera estoy segura de qué va a pasar. Ojalá todo saliera bien.Terminé de desayunar y fui a ducharme, necesitaba un momento de relax.
En 15 minutos acabé de ducharme y fui a mi habitación a vestirme.
Cuando terminé, me peiné un poco mi precioso pelo ondulado y decidí ir al parque a pasear con mi skate, que ya lo tenía abandonado.
Y esta vez no era para ver a Sergio, solo era porque necesitaba un poco de aire.Cogí mi skate y mi mochila, y salí.
Me dirigía por las calles de la ciudad montada en él.
Tras 10 minutos, llegué al parque.No le vi, pero tampoco quería hacerlo.
Para evitar escucharle por si se acercaba a mí, me puse mis cascos con la música bien alta.Tras eso, seguí mi camino sin detenerme en ningún momento.
Eran las 12 y media de la tarde y decidí volver porque era hora de comer.
Estaba agotada y fui andando, llevando mi skate en la mano.
Al fin llegué a casa y me preparé la comida, algo rápida.
Cuando comí, me senté en el sofá y me puse a ver una película de amor. No me gustaban mucho esa clase de pelis, pero quería ver al menos a personas felices con sus parejas, ya que yo no podía hacer eso.
Ya eran las 8 y media de la tarde y apagué la tele. Pero me quedé sin nada que hacer.
Y de nuevo vinieron a mi mente imágenes de Sergio, y recordé que no le vi en el parque, ¿y si le había pasado algo?
Pero al momento me acordé de que le dejé ''plantado'' y tal vez no quiera volver a intentar hablar conmigo.
¿Qué habría pasado si en vez de haberme ido corriendo me hubiera quedado y hubiese hablado con él? Tal vez todo estuviera arreglado ahora y podría estar haciendo locuras con él.Y de nuevo... volvían las dudas y me hacían pensar en qué hubiera pasado si él nunca se hubiera ido de mi vida. Tal vez si eso hubiera sido así, no habría conocido a Rubén y tal vez no hubiera venido a vivir aquí. El destino me ha puesto aquí, pero aún no entiendo porqué.
Ya eran las 9 y media y me hice la cena. Aunque no tenía muchas ganas de comer.
Comí un bocadillo y me senté de nuevo en el sofá.
Pensando qué hacer, ya que aún era temprano para acostarme, volvieron a mi mente las mismas dudas y no podía sacarlas de mi cabeza por mucho que lo intentara. Era totalmente imposible.
Eso ya era parte de mí.Ya estaba harta de pensar lo mismo una y otra vez.
Miré hacia la cocina y vi que allí
en la encimera había una botella de vino. La miré durante un buen rato y tuve una idea: yo quería olvidarme de todo y si tal vez probaba a emborracharme, no seria malo. Además ya era mayor de edad.Me levanté del sofá y cogí la botella de la cocina.
Tras eso, la abrí y me tomé un poco. Me empezó a gustar y volví a tomar un poco, luego un poco más, y más.
Hasta que me empecé a sentir mareada, pero no paré, y tomé un poco más.Ya perdí el control y no sabía lo que hacía.
Tras darme golpes con todos los muebles de la casa a causa del mareo que tenía, salí de casa y me dirigí hacia la de Rubén para hacer la mayor locura.
Llamé y el abrió. Al verme, me digo:
-Eh, ¿te pasa algo?
Yo me reía sin parar y le contesté:
-No, nada, estoy perfectamente.-Sin dejar de reirme ni de tambalearme.
-Oye... ¿Estás borracha?
-Ssshhh, calla. Venía a decirte una cosita.-Dije tapando su boca con mi dedo.
-¿Qué cosita? Pero oye, es mejor que te vayas a casa.
-Que noo, mira, la cosita es que cuando fui al parque para ver a Sergio, cuando le miré, de repente apareciste tú. ¿A qué es gracioso? Yo creo que te quiero Rubén. Sii.-Dije sin dejar de reírme.
Él se quedó confuso y mirándome sin decir nada. Tras unos segundos reaccionó.
-Eeh... mira Andrea, vas a volver a casa y vas a dormir, ¿vale? Estás diciendo muchas tonterías.
-Noo, de verdad, que yo te quiero Rubén. Sergio no es nada.-Dije riendo de nuevo.
-Está bien, ya está bien por hoy. Vamos a casa.-Dijo sujetándome para que no me cayera.
Abrió mi puerta y me dejó en la cama.
*A la mañana siguiente*
Escuché el timbre sonar. Me costó mucho levantarme ya que me dolía bastante la cabeza. Y no recordaba nada de la noche anterior.
Me dirigí hacia la puerta para abrirla y al pasar por la cocina vi una botella de vino abierta casi acabada, y algunas cosas caídas en el suelo. Miré aquello confusa, no entendía nada.
Abrí la puerta y era Rubén.
-Holaa, ¿cómo estás?-Me dijo.
-Mal, me duele la cabeza y no entiendo nada de lo que ha pasado, ¿tú sabes algo?-Le dije frotando mi frente con la mano.
-Sí. Sé lo que te pasó. Ayer estabas borracha.-Dijo sonriendo.
-¿Qué? Y... ¿Hice algo que no debía?-Le dije mirándole asustada.
-Pues no sé si eso era algo que no debías, pero... fuiste a mi casa y me dijiste que al ver a Sergio aparecí yo, y también dijiste que me querías.-Dijo como si fuera gracioso.
Yo me quedé callada, maldiciéndome por ser así.
Al momento dije:-Ah... lo siento.
-Bah, no importa. Tranquila. Aunque supongo que sería por el efecto del alcohol. Así que no pasa nada.-Dijo.
-Sí, sería eso...-Dije sonriendo intentando ocultar todo.
-Oye... ¿pasa algo? Te noto rara. Bueno, me refiero a más rara de lo normal.
-No, no me pasa nada. Idiota.-Dije riendo.
-Bueno... Yo tengo que confesarte que ayer me pareciste mejor persona. Deberías hacer eso más a menudo.-Rió él.
-¡Eh! Cállate ya.
-Vale, vale. Pero es que es la verdad.-Me dijo sonriendo.
-¿Te digo yo otra verdad?-Dije mirándole sonriente y cruzando mis brazos.
-Venga, dime.
-Que eres un imbécil. Pero... como eres tan adorable te lo dejo pasar.-Dije sonriendo.
-¿Te parezco adorable?-Me preguntó.
-Sí, ¿qué pasa?-Le dije mirándole.
-¿No será que te estoy empezando a gustar?-Dijo intimidándome con la mirada.
-Eh eh, no flipes anda. Más quisieras tú.-Dije riéndome.
-O tú.-Me dijo.
Y tras eso se abalanzó hacia mí y empezó a hacerme cosquillas. Yo no paraba de gritar ni de reírme.
Pasamos un gran día juntos. A pesar de lo ocurrido el día anterior, todo seguía igual.
Pero he aprendido que bebiendo no se soluciona nada.
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Y Sin Querer... Me Enamoré (Fanfic Rubius)
FanfictionAndrea, de 18 años, viaja a Madrid para independizarse y vivir su vida. Pero ella no sabe la vida que allí le espera, donde encontrará lo que nunca buscó ni tuvo.