Y Sin Querer... Me Enamoré (Fanfic Rubius)

CAP. 18. Unos grandes amigos

La mañana siguiente desperté sobresaltada por el sonido del timbre.
Aún estando en la cama, me incorporé y bostecé. Llamaron de nuevo.
Parecía que era urgente.

Me levanté y abrí la puerta. Y era Rubén. Cómo no.

-¿Qué quieres Rubén?-Pregunté desanimada a causa del sueño.

-Buenos días a ti también. Que mal genio.-Dijo sonriente.

-Buenos días, ¿qué desea el señor?-Dije.

-¿Puedo pasar?-Preguntó.

-Sí, entra.-Dije.

Entró y cerré la puerta.

-Bueno, ¿y ahora me vas a decir a que vienes? Porque tengo sueño y estoy cansada.-Pregunté de nuevo.

-Venía para preguntarte si luego puedes venir a mi casa, que van a estar unos amigos.-Dijo él.

-Vale, iré. Pero...¿Qué amigos?-Pregunté.

-Mis mejores amigos "gamers" como yo.-Dijo riendo.

-Ah, ¿te refieres a Mangel y Alex no?-Pregunté.

-Sí. Los conoces por mis vídeos, ¿no?-Dijo él sonriente.

-Sí.-Respondí.

-Te caerán bien.-Dijo.

-No lo dudo. Te eligieron a ti como mejor amigo y como tienen buen gusto, me caen bien.-Dije sonriente.

Él me sonrió. Y luego dijo:

-Eh, ¿no crees que se te ha vuelto a olvidar algo?

Yo ya sabía de qué hablaba, pero actué como si pensara, sonreí y luego dije:

-Sí, tienes razón.

Tras eso me acerqué a él y le besé mientras le abrazaba.

Luego nos miramos y me dijo sonriendo:

-Eso es, así mucho mejor.

Yo le sonreí y me mordí el labio inferior. Ese chico cada día me gustaba más.

Él me dijo:

-¿Desayunamos juntos?

-Me encantaría.-Respondí yo.

Me dirigía hacia la cocina para preparar algo, cuando Rubén me frenó y me preguntó:

-¿Adónde vas?

Yo le miré confusa y le respondí:

-A la cocina para preparar el desayuno.

-No, de eso nada. Me encargo yo, tú sólo siéntate.-Dijo sonriendo.

Yo le miré sonriendo también y asentí con la cabeza.
Él se fue a la cocina.

Unos minutos después, volvió al salón y puso sobre la mesa el delicioso desayuno que había preparado.
Luego se dirigió hacia mí, que estaba sentada en la silla del comedor, me abrazó por la espalda y me besó en la mejilla. Y me dijo:

-Que te aproveche enana.

Yo le dije casi riendo:

-Igualmente grandullón.

Él se rió.

Y comenzamos a comer.

Terminamos y recogimos entre los dos la mesa.