Capitulo 27

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Me despertó la brisa de la mañana, desperté un poco a Yayo. Lo acompañé hasta el dormitorio y se volvió a dormir, yo aproveche y me di una ducha. Yayo seguía dormido, hoy tendríamos que volver, así que bajé y me puse a hacer el desayuno.

Unas tostadas y un poco de café, mientras que juntaba mantequilla y mermelada en el pan, miré detenidamente mi anillo... ¿No íbamos muy rápido? No, claro que no, además él lo dijo, no nos casaríamos ya, si no en unos años, además, somos muy jóvenes para casarnos... Aun que en el amor no hay edad.

Termine de preparar el desayuno, lo lleve al salón y lo puse delante del sofá, en una mesa. Me puse a mirar y a esperar a Yayo, puse la TV... Pero mi vista se iba al desayuno, no me pude resistir y empecé a comerme una tostada.

Cuando me quise dar cuenta ya no había pan, así que me levante y cogí su café, ya que yo me bebí el mio, empecé a hacer de nuevo tostadas para él mientras se calentaba su café. Entonces escuche crujir la madera de la escalera, me giré y Yayo estaba en la cocina, frotándose su ojo derecho con su mano derecha. Seguía sin llevar camiseta.

- ¿Te molesto la televisión? Lo siento- me disculpe.

- Hmm... No, ya no tengo sueño- me digo y bostezo.

- -Lo miré y me reí, sonó el microondas- Tu café esta ahí.

Yayo fue, sacó su café y yo termine las tostadas, las coloqué en la mesa que tenía la cocina.

- ¿Cómo dormiste?- dijo Yayo sentándose.

- Bien, gracias a ti- dije sonriendo.

- Fue un placer- Yayo me mira y bebe de su vaso.

UNAS HORAS DESPUÉS.

Ya son las 12, Yayo termino de desayunar, recogimos las cosas y él se dio una ducha caliente, pero antes de ducharse me dijo que me fuera poniendo el bikini. ¿Bikini? Pero si yo no me puse ninguno... entonces recordé que él había cogido ropa mía. Abrí el armario y saque un bikini que me sonaba, era azul turquesa, sin tirantes, precioso. Me lo coloqué, aun que no sé donde íbamos a ir en bañador en pleno otoño... Luego encima me coloqué un short, mis converses y una camiseta de mangas largas, rayas rojas y negras. Me recogí el pelo en una coleta alta.

Yayo salió, ya llevaba un bañador azul marino de esos por las rodillas más o menos, así no tenía que ponerse pantalón, se coloco una sudadera.

- ¿Vamos?- me pregunto.

- Claro.

Me cogió de la mano, bajamos a la planta de abajo y fuimos a la parte trasera, cruzamos la parte trasera y nos metimos en el bosque.

- No es que dude de ti... ¿Pero sabes a donde vamos?

- - él se rió- Si, tranquila.

Apreté la mano que nos unía y me acerque más a él. Las ramas se rompían con nuestras pisadas, entonces supe a donde íbamos, cada vez que nos acercábamos más, más se oía la cascada. A los 5 minutos más o menos, llegamos a una preciosa cascada. Estábamos en la orilla, justo delante nuestra estaba la cascada, toda rodeada de musgo y plantas. Yayo me miró y sonrió.

- ¿Una carrera?

- ¿A dónde?- pregunte.

- Arriba- dijo señalando un camino que era para subir a la parte más alta.

- ¿Listo para perder?- dije empezando a quitarme los zapatos.

- ¡Tramposa!

Yayo con los nervios se relio con la sudadera, yo me quite los zapatos y el short, me quite la camiseta a la vez que Yayo se quitaba los zapatos, los dos empezamos a correr. Yayo me cogió de la cintura y tiro de mi, pegue un pequeño grito y Yayo me adelanto. Yo cogí su mano y me impulse, adelantándolo. Al final, los dos llegamos a la vez. Me precipite un poco al borde, pero rápidamente me eche para atrás.

- Esta muy alto...- dije.

- Eso es lo que crees... Pero la verdad es que no. Cuando yo venía aquí con mi familia, me tiraba, es la mejor sensación. ¿Vamos?- me cogió de la mano.

Suspire y asentí, Yayo empezó a avanzar, decidí no mirar al borden, pero cuando Yayo se tiro y me arrastro con él, tuve que abrir los ojos sin querer. Rápidamente mi cuerpo choco con el agua, me solté de la mano de Yayo y salí a la superficie.

- Dios esta genial- dije.

Además, el agua estaba templada. Yayo salió detrás de mí.

- ¿Mereció la pena?- me dijo acercándose.

- Mucho.

Estuvimos bastante tiempo, pero cuando se hizo más tarde Yayo me recordó que teníamos que irnos al internado de nuevo... Salimos del agua y nos pusimos nuestras ropas para no resfriarnos, volvimos, eran las 6 y poco, pero el sol ya estaba bajando. Llegamos a la cabaña. Nos bañamos juntos, pero solo eso, ya que no teníamos tiempo para nada. Salimos, nos secamos y nos vestimos. Yayo guardo todo el bolso de nuevo. Salimos juntos del dormitorio, pero antes de irnos, vi una habitación.

- Todavía no nos podemos ir- dije.

Entonces agarre la mano de Yayo y lo arrastre hasta la sala de música.

- Elije- dije.

- Todo esta como recordaba- dijo Yayo desde la puerta.

Se quedo en el marco, mirando la sala.

- Yayo...- susurre.

- ¿Sabes?... ¿Te acuerdas de la sala de música de mi casa?- me pregunto.

- Por supuesto...- recordé la perfecta noche.

- Ya no existe- dijo serio- La destruí. No hubo instrumento que se salvara. Recuerdo lo que le costó a mi madre comprarme todo eso... Y yo, nada más que hui del internado, cuando te fuiste, fui a mi casa... Lo que a mi madre le costó una vida comprármelo, yo lo destruí en una simple tarde.

- Yayo...- me acerqué a él.

- No quiero volver a tocar- me dijo.

- Pero estoy aquí contigo- le señale el anillo en mi mano- Para siempre.

Yayo ando tembloroso hasta la mitad de la sala, donde estaba el gran piano de cola blanco. Se sentó y puso sus manos sobre él, me miró.

- Ven.

Fui a su lado y me senté, Yayo empezó a tocar varías teclas, empezó a sonar una melodía que al rato, cuando empecé a oír su voz, distinguí la canción "thank you for loving me de Bon Jovi" ( http://www.youtube.com/watch?v=eesZBfTj0cU ) Yayo empezó cantando flojo, sin seguridad.

- Es difícil para mí decir las cosas, que quiero decir a veces. No hay nadie aquí más que tú y yo y aquella luz de la vieja y rota calle. Cierra las puertas, dejaremos el mundo afuera.

Me pegué más a Yayo queriéndole trasmitir mi energía.

- Recuerda... Estoy aquí- le susurre.

- - Yayo sonrió- Todo lo que tengo para darte son estas cinco palabras cuando yo te agradezco por amarme, por ser mis ojos cuando no podía ver, por partir mis labios cuando no podía respirar. Gracias por amarme.

Sonreí, la voz de Yayo hacía que cualquier canción sonara mejor.

- Nunca supe que tenía un sueño, hasta que ese sueño fuiste tú. Cuando miro dentro de tus ojos, el cielo tiene un azul diferente. Cruza mi corazón, yo no estoy fingiendo. Si lo intenté, tú me hacías creer.

Yayo siguió la canción, el sol bajaba y la habitación empezaba a oscurecerse. Ver a Yayo cantar y tocar, me hace sentir bien. Llego el final de la canción. Yayo tocó las últimas teclas, el último acorde. Siguió mirando al frente y no dijo la última frase, así que la dije yo:

- Gracias por amarme- dije sujetando su mano encima del teclado

- Es un placer- dijo son mirarme.

Luego movió su cabeza hacía mi, sus ojos estaban cubiertos por una fina capa cristalina, bese sus labios, haciendo que Yayo expulsara sus sentimientos lo que sentía, sus lagrimas tocaron mis mejillas y entonces empecé a llorar de felicidad.


Besos donde no les da la luz *-*

2° Mundos Opuestos (YayoGutierrez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora