Capitulo 24

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Una casa de madera de dos plantas, no era ni chica ni grande, mediana. Rodeada de arboles, las ventanas de abajo estaban adornadas con macetas con flores, una parte de la casa estaba tapada por una especie de planta o musgo, que le daba un toque muy acogedor. Mire mis pies, estaba pisando tierra, estábamos en el campo. Yayo me dio mis gafas.

- ¿Enserio? ¿Te gusta? Bueno, no son Las Vegas, pero...- empezó a decir.

- Yayo...- susurre- ¿Estas de broma?

- No- dijo Yayo sonriendo...

Lo callé con un beso, rodeando su cuello con mis brazos, Yayo me agarró por la cintura, pegando nuestros cuerpos acabe expulsando un gemido.

- Tenemos 2 días para nosotros- le dije a los labios.

Yayo sonrió.

- Estamos en plena naturaleza, alejados del mundo.

- Va a ser el mejor fin de semana de mi vida- dije sonriendo- Bueno, me corrijo, el segundo.

Yayo me cogió de la mano y me llevo al porche de la casa. Sacó la llave.

- ¿Y cual fue el primero?- me pregunto mientras abría la puerta.

- Nuestra primera cita...- dije avergonzada.

- -Yayo asintió- Fue un fin de semana movidito.

- Fue perfecto- dije sonriendo.

Yayo abrió la puerta y me dejo paso para que pasara dentro. La casa era entera de madera, muebles de madera, suelo de madera, pequeños pilares de madera, techo de madera... Es tan acogedora. A mi izquierda estaba la cocina, que se comunicaba con el salón por un agujero que tenía una barra y taburetes. Delante de mi hay una escalera- de madera- No sabía por donde empezar.

- Si quieres ve a la parte de atrás, yo voy a llevar esto a nuestro dormitorio- dijo sonriendo.

No le pregunte que había en ese gran bolso que llevaba. Cruce corriendo el salón, llegue a una cristalera con los bordes de madera, la corrí y salí a un precioso jardín trasero, bueno... No sé si se puede llamar jardín, ya que esto pertenecía al bosque. Había flores, árboles y si agudizabas el oído, se podía escuchar el sonido del agua al caer, una cascada. Quede asombrada, había unas cuantas sillas y una barbacoa.

Volví a ir dentro, observe que había un cuarto de baños también. Entonces fui a la escalera, la subí, tocando la barandilla. Había tres puertas cerradas. Fui a la primera, una pequeña sala de juegos, con su billar y demás. Fui a la siguiente: era una sala grande y lo primero que me llamó la atención fue el enorme piano de cola blanco que estaba en medio de la habitación, luego más instrumentos... Al principio pensé que Yayo había alquilado esto, pero al ver esta habitación... Lo dudo.

Fui a la última, que ¿cómo no?, era el dormitorio. Vi a Yayo sacando ropa del gran bolso y colocándola en el pequeño armario, en el otro lado había un pequeño cuarto de baño.

- Yayo- dije sentándome en la cama- ¿De donde has sacado esto?

- Era mi casa de verano, aquí venía con mi madre y mis abuelos. Ella me contó que esto pertenece a mis abuelos y que ella se venía de joven con mi padre aquí a pasar los fines de semanas, es muy importante para ella... Y aun cuando mis padres rompieron, mi padre siguió viniendo con nosotros algunos veranos, hasta que encontró a Erin...

Me levanté de la cama y abracé a Yayo por atrás.

- Te quiero- le susurré al oído- Gracias por todo esto.

Yayo cogió aire y se giró, me miró a los ojos, sus ojos que estaban algo aguados.

- Esto nada más que acaba de empezar... ¿Preparada para un fin de semana lleno de sorpresas?

- Preparada, no tengo miedo si estoy contigo.

- Entonces perfecto.

Yayo besó mis labios.

- Empecemos comiendo algo, que necesitamos coger energía.

Me cogió de la mano y me arrastro hasta la planta de abajo.

- ¿Me tocaras algo?- pregunte y Yayo me miro....- ¡NO! No decía así- dije sonrojándome- Mente sucia.

- - Yayo empezó a reír- Es que.... ¿Entonces no quieres que te toque?

- Ay, Yayo, no me relies... Decía de tocar algo de música.

- Pero... ¿No me digas que mi madre no quito los instrumentos?

- No- negué con la cabeza.

Yayo suspiro y se rasco la frente.

- Es que...- me dijo.

- Ni es que ni nada. Estoy contigo, no tienes por qué odiar la música.

- Vale...- dijo no muy convencido.

Entonces bajamos a la cocina, Yayo me sorprendió con su arte culinaria y preparó carne (solo hacía falta cortarla y calentarla a la salten) y un poco de puré de patatas. Empezó a echar los filetes a la salten.

- Se nota, tu nivel en la cocina es... buf.

- -Yayo mi miró de reojo- ¡Oye! No te metas con mi comida.

- Pero si no me estoy metiendo con.... ¡Yayo! ¡LA CARNE!

Empezó a salir un humo de la sartén, Yayo giró rápidamente los filetes, pero tarde, estaban más negros que el carbón. Me empecé a reír.

- Sabes... No me apetece carne- Yayo quito la salten del fuego y abrió la nevera- ¿Qué te parecen unas pizzas?

- Si, mejor.

Me puse a quitar los filetes de la salten, él me miraba, se rió.

- Nunca me dejes cocinar- me dijo.


Besos donde no les da la luz *-*



2° Mundos Opuestos (YayoGutierrez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora