Capitulo 25

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Estábamos en el sofá, abrazados viendo una película. Ya había pasado todo el día, con la comida y luego haciendo las camas y limpiando un poco la casa, se nos había echo de noche y como estábamos cansados, nos pusimos a ver una película. Me dio un escalofrió y me escondí un poco más debajo de la manta.

- ¿Qué tal si te cambias, te pones el pijamas y vamos fuera? En el campo se pueden ver perfectamente las estrellas- Yayo estaba algo nervioso.

- Mm... Vale, voy y me cambió.

- Yo voy encendiendo la hoguera- me besó la frente.

Yayo cuanto más se había esto acercando la noche, más nervioso se ponía, miraba el reloj y me miraba a mí, me besaba y me decía cosas bonitas. Fui al dormitorio, mire en el armario, Yayo me había cogido ropa, encontré un pijama gordo, de esos con pelito por dentro, era morado con corazones en blanco, me lo puse y además, encima me coloque una sudadera. Salí del dormitorio, poniéndome mis zapatillas y bajé a la parte de atrás.

Yayo se había puesto a mitad del día el pijama ya, pero yo no me lo quería poner por si acaso salíamos. Llevaba un pantalón negro con rallas verdes oscuro, una camiseta lisa verde oscuro de manga larga, encima llevaba una sudadera negra, lo ultimo se lo acababa de poner. Yayo azotaba la madera para que perdiera fuego más rápido, me coloque en un sofá que había de terraza y miré a Yayo . Daba una pequeña brisa y de fondo se escuchaba el sonido de la madera al quemarse. Miré atenta a cielo, estaba inundado de pequeños puntos que brillaban, muchas y muchas estrellas. Me empezó a doler el cuello de tanto mirar hacía arriba. Volví a mirar a Yayo, que ya venía hacía mi, sonriendo.

- ¿Qué? ¿Orgulloso de tu hoguera?- dije sonriendo.

- Mucho, mira que bonita.

Yayo se sentó a mi lado y mire la hoguera, estaba a nuestros pies, pero algo alejada, el fuego estaba bien, perfecto. Le di como recompensa un pequeño beso, él me rodeo los hombros, pero luego me soltó, echo su cuerpo para la derecha y cuando volvió a ponerse bien, llevaba en su mano dos palos y un paquete con nubes.

- Para ti- me dio un palo- Y para mi- dijo sujetando su palo.

- Rico...- dije lamiéndome mi labio inferior.

- No más que tu- Yayo me besó.

Le arranque la bolsa y la abrí, primero coloque solo una, pero luego ya empecé a poner dos y luego tres. Esto era perfecto, una noche perfecta junto al chico perfecto ¿qué más podía querer?

- ¿Qué tal te lo estas pasando?- me pregunto.

Yo tenía mi cabeza apoyada en su pecho, mientras quitaba una nube del palo.

- Perfecto, esto es... Perfecto- dije sonriendo.

- Me alegro, cielo.

- ¿Por qué estas tan nervioso?- me atreví a preguntar.

- Es que tengo que decirte algo.

- ¿El qué?- empecé a preocuparme.

- Tengo miedo de decírtelo, aunque sé que no tendría por qué tenerlo, tengo miedo de que te asustes, aunque sé que no te vas a asustar.

- Yayo¡dilo! La que se esta poniendo nerviosa soy yo.

Yayo sonrió, se sentó bien en el sofá, lo que hizo que yo también lo hiciera.

- Me sorprendió que no tuvieras miedo de mi broma de ir a Las Vegas... De que te quisieras casar conmigo. Es algo extraño, ____. Yo nunca pensé que haría esto... Pero es que me imagine de viejo contigo y ¿sabes? No me asusté, si no que supe que eso era lo que quiero... Quiero tener una vida contigo, no separarnos nunca, envejecer a tu lado, tener bebés... Ya no puedo... ¡Ni quiero! Vivir con alguien que no seas tu- Yayo jugueteaba con la mano que me tenía agarrada, dejo de mirar mi mano y me miró a los ojos- ___... Quiero que te cases conmigo.

Mi corazón empezó a latir fuertemente, mi respiración se descontroló, no sabía lo que sentía eran miles de cosas, pero sobretodo alegría, estaba feliz... Eufórica, esto era lo que yo quería y deseaba. Yayo aprovecho mi estado de shock y metió delicadamente su mano en el bolsillo, luego me miró a los ojos.

- ¿Quieres?- me pregunto.

- Dios... ¿Cómo te atreves a preguntar eso? ¡¡Claro, claro que quiero!!

Entonces Yayo, abrió su mano, en el brillaba un anillo de plata, una alianza, la coloco en mi dedo y luego apretó mi mano.

- Pero... Antes de nada. Te quiero avisar que esto, no significa que nos vallamos a casar en días, quiero decir, esto es la prueba de que en un futuro nos casaremos, si esto sigue tan bien... Que eso espero... Cuando terminemos este curso y quizás algún día de esos, te lo pida aun más oficial, con un buen anillo de oro, no como esto.

- Eso me parece una tontería. Para mí, yo ya estoy oficialmente comprometida con usted. Señorito Gutierrez, ya no se podrá liberar de mí.

- Ni quiero- dijo sonriendo.

Nuestros labios se juntaron, nos besamos como dos locos... Y es que estábamos locos... ¡Nos acabábamos de comprometer! Noté el anillo en mi dedo, cerré los ojos y disfrute del beso, no me di cuenta cuando Yayo me cogió en brazo y me empezó a llevar dentro de la cabaña.


Besos donde no les da la luz *-*


2° Mundos Opuestos (YayoGutierrez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora