Chapter 17

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Allan

Me enteré hace un par de días que el novio súper infantil de Marlene regresó de su viaje a Grecia en alta mar. Lo único que recuerdo de ese tipo es que se la pasaba llamando a Marlene, pavita y no dejaba de hablar y bromear. ¡Ni por un segundo! Ese tipo es la encarnación de la intensidad.

— ¡Allan! — me grita Ronald en el oído, ocasionando que me caiga súbitamente de la silla de mi escritorio, donde previamente dibujaba a una chica bailando. Casualmente parecida a Allen.

— ¡Eres un imbécil, Ronald! — digo dándole un puñetazo en el hombro, pero él no hace más que reírse.

— Lo siento, Allan. Es que en serio extrañaba molestarte así. — dice sin parar de reír en ningún momento. Un hermano normal pasa tiempo de calidad con su hermano menor jugando juegos de vídeo, jugando soccer (aunque la verdad es que a ninguno de los dos nos gusta), lo que sea menos provocarle un infarto al otro.

A veces me pregunto quién es el maduro en ésta casa.

— Oye, dejando el juego y la estupidez marcial... — dice Ronald calmándose. — ¿Qué ha sido de la rubia detective?

— Se llama Allen.

— Allen, ¿qué ha sido de ella? Digo, son novios y todo, pero... ¿cómo va la relación?

— La verdad es que muy bien. A veces peleamos un poco, pero siempre lo resolvemos. — Ronald asiente satisfecho y yo retiro la vista de mi dibujo para mirar a mi hermano.

Ronald siempre ha tenido mejor cuerpo que el mío, porque él entrena y ejercita su cuerpo. Sus brazos, piernas, abdomen e incluso su pecho están bien trabajados. Sin embargo, yo soy un flacucho blando que no hace más ejercicio que caminar del auto con aire acondicionado a la casa con aire acondicionado. Osea, nada.

— Ronald, ¿puedo pedirte un favor? — Ronald está viendo unos dibujos míos que siempre dejo sobre el porta papeles.

— Seguro, después de que no sea dinero, está bien. — me dice y yo pienso.

— No seas idiota. — le digo y él se sonríe, sin despegar su vista de mis dibujos.

— Oye, son muy buenos. — opina, imagino que se refiere a mis dibujos, pero decidí ignorarlo.

— Tú te entrenas y todo eso... ¿Crees que sería posible..?

— ¿Quieres que te enseñe a trabajar tu cuerpo? — dice como si no fuese la gran cosa.

— ¿Podrías?

— Por supuesto, idiota. — dice, ahora sí mirándome. Me despeina y yo gruño, ¿cuál es la manía de la gente por despeinarme? — Vamos.

— ¿Qué?

— Vamos al GYM, a entrenar.

— Pero... ¿ahora mismo?

— Es lo que te estoy diciendo.

Me levanto y lo sigo a su carro, confundido y anonadado. Okay, pensaba ejercitarme para no estar tan blando y tal vez ser aún más atractivo para Allen y que Ed no me baje la moral cada vez que se quite la camisa. Pero esto tan repentino y acelerado,... No me lo esperaba.

{2 horas después}

— ¡Cielo santo! — exclamo tirándome al suelo del gimnasio, agotado.

— ¿Creíste que sería un paseo? Éste cuerpo no lo tiene cualquiera. — dice señalando sus abdominales que se tensaban y destensaban con cada movimiento en la máquina que él usa. — Dale, levanta esa pesa de nuevo.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2020 ⏰

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