Chapter 2

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Chapter 2

~Recuerdos del pasado de Allen (parte 1)~

-- ¿Papas? -- pregunta la cocinera de la cafetería de Oxford.

Lleva ese extraño look afroantillano de mujer... no tan delgada. Ya sabes, el cabello recogido en un boche con redecilla, maquillaje exagerado color vómito de unicornio que comió froot loops y le dió indigestión, expulsando jugos gástricos multicolor; labios gruesos, nariz prominentemente grande y uno de esos gestos repelentes característicos de las racataca hispanas.

Es algo así como un semi puchero, forzando una media sonrisa hacia un lado (generalmente el izquierdo), pero de esas sonrisas que se desvían hacia abajo, en lugar de arriba (como se supone que son las sonrisas). Y cuándo ponen esa mueca, a la que llamaremos mueca lisa (por ser un intento de la expresiva sonrisa de la Monalisa), sabes que lo que sigue es un ademán con la mano hacia arriba, acompañado de un ¡Uh Hum!

-- Sí, por favor. -- dije acercando mi plato para que ella pudiese depositar un montoncito de papas fritas sobre él.

-- ¿Sólo eso vas a pedir? -- me pregunta viendo mi bandeja con una porción de ensalada y una manzana además de las papas. -- Cariño, deberías comer algo de carne. Ya sabes, para que tengas más trasero. Esa retaguardia que llevas parece cartón aplanado y ya sabes lo que le gusta a los manes de hoy.

-- Uh... bueno, es que soy vegana. -- lo cual no era del todo cierto, aunque tampoco del todo falso. Hoy es martes.

-- Ay! No me digas que eres de esas barbies que aspiran a ser como las flacas esas de MTV. -- dijo con una mueca lisa. -- Nena, estás demasiado flaca. Deberías comer un poco más de grasa. Créeme, los hombres de hoy en día buscan curvas marcadas, no líneas. Hazme caso.

-- Lo pensaré. -- le respondí con una sonrisa tímida. Si algo he aprendido sobre este tipo de personas es que mientras más asientas y sonrías, más rápido dejan de hablar.

Tomo una botella de jugo de manzana y me siento en una mesa cercana a una gran ventana de cristal, en una esquina del enorme comedor. No fue hace mucho que llegué a Oxford, de modo que no tengo eso tan comúnmente conocido como amistades. Tal vez sea una antisocial, pero tampoco es algo que le tomé mucho cuidado. Ya habrá tiempo de hacer amigos más adelante.

Tomo una papa con poca sal y la muerdo, miro por la ventana y mastico lentamente. Esta lloviendo así que el vidrio está sutilmente empañado, pequeñas gotitas de lluvia se ven desde el exterior como un rocío de pequeñas estrellas. Desde mi perspectiva se ve exquisito, casi rayando con lo sublime. Con mi índice empiezo a dibujar constelaciones, utilizando las gotas com estrellas. La osa mayor, el arquero, sagitario, (...).

-- Hola. -- oigo la voz de un chico que se acaba de sentar frente a mí.

Levanto la cabeza y me dedico a examinar rápidamente su aspecto. Si hay algo que me guste, aparte de la investigación, es observar gente. ¿No has notado que cada persona tiene algunas facciones iguales y otras diferentes? Además de que cada quien tiene un comportamiento y aspecto distintivo de sí mismo. Veámoslo desde este punto de vista: El mundo es un libro, y a cada persona en cada país de cada continente en este planeta, le corresponde una hoja en blanco. A medida que crece y se llena de experiencias, estas se plasman en el papel formando figuras, trazos y letras. Probablemente todos pensarán oh, mi hoja es única. Nadie tiene una igual... y no hacen mal en pensarlo, pero a veces no nos molestamos en observar las asombrosas creaciones de las demás hojas. Y, naturalmente, el libro nunca tendrá sentido hasta que lo leas todo.

Cuentos de Hadas para CientíficosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora