Chapter 13

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Enferma (2da parte)

Después de pasar por el médico general, al pediatra y al endocrinólogo; finalmente estoy sentada en el despacho del ginecólogo dándome pequeños golpecitos con el iPhone en la pierna. El doctor lleva como quince minutos revisando unos papeles que explican el por qué de mi llegada y todo lo que han investigado hasta ahora.

-- ¿Doctor? -- digo y sólo espero que no me mande a quitarme la ropa.

-- ¿Sí, que ocurre? -- dice el doctor mirándome como si no pasará nada.

-- ¿Qué me ocurre? -- digo apretando los dientes para no gritarle en la cara.

-- Oh, cierto! -- dice y las ganas de estrangularlo acrecientan en mí. -- Tengo mis sospechas, pero necesito un ultrasonido para confirmar.

-- ¿Entonces...?

-- Le enviaré un ultrasonido y un examen de sangre para mañana y entonces veremos qué le ocurre, vale? Hasta pronto.

-- ¿Qué? ¿Eso fue todo? -- digo confundida.

-- Sin confirmar mis sospechas no puedo hacer nada por ti, querida.

-- Oh... -- fue lo último que dije antes de irme.

Al día siguiente fui a hacerme el ultrasonido y la doctora (arriba las mujeres n.n/) que se encargó de hacérmelo miraba la pantalla con preocupación. Antes de salir le pregunté como me había visto. Ella sólo contestó:

-- Espero que nada raro salga en el examen de sangre.

Luego de hacerme el examen de sangre regresé a casa preocupada y me dormí agotada de tanto preocuparme por la misma pregunta.

¿Qué ocurre con mi cuerpo?

{..}

Subimos al tren. Allan me ayuda a subir mis maletas, ya que aún se me dificulta un poco apoyar el pie. El tren aún no se pone en marcha, así que estamos dentro del tren, aunque este aún no se mueve. Ed decidió acompañarnos a Chloe y a mí a Cambridge, ya que Chloe se había preparado para este viaje (con maletas llenas de ropa y pertenencias) de modo que se iba a instalar de una vez en su habitación. Pues resulta que hay un hotel justamente al lado de Cambridge y Chloe consiguió rentar un apartamento ahí, de modo que no tuviese que caminar demasiado.

Así que tenemos un nuevo amigo en el club.

Desde que Allan y yo somos novios, él se pasa todo el rato conmigo, nos reímos de cosas estúpidas y nos besamos muy seguido. Estos días han sido los mejores de mi vida, y no tan sólo por el hecho de ser novia de Allan, sino por que pude pasar tiempo con mis amigos y alejarme de la frustración de Cambridge y Oxford por un rato.

Pude hablar con Marlene, reír, contar chistes y anécdotas de cosas que hemos vivido. Hablar sobre chicos sexys (aunque por ahora el único chico sexy que me interesa es Allan), sobre ropa, maquillaje... bueno, cosas de chicas mayormente. Ese tiempo de pura amistad que pasé con Marlene nos unió y me recordó por qué había entrado en Oxford en primer lugar.

-- Cambridge es la siguiente parada... -- dice Marlene, quien se sentó a mi lado, ya que (con mucho esfuerzo) logré convencer a Allan de sentarse frente a mí.

Cuentos de Hadas para CientíficosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora