[Capitulo 22.] No hay más secretos.

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Durante semanas estuve sufriendo acoso en mis clases y ocultando todos estos problemas a los más cercanos. No había ningún día en el que faltaban insultos, humillaciones y cuchicheos hacia mi. A veces me daba miedo ir a clases, pero sólo para que Jackson no sospechara seguía mi rutina como estudiante. Un Viernes me levanté antes de que Jackson lo hiciese para ir a clases y me dirigí hacia el cuarto del baño por los dolores intensos que me daban por toda la parte de la espalda y en el estómago. Me quejaba y me quejaba, sin intentar hacer ruido apenas, no quería despertar a Jack. Seguidamente, me quité la camiseta y pude ver con un leve giro como mi espalda estaba llena de moratones, lo que me hizo derramar unas cuantas lágrimas tras recordar como en algunas clases en las que el profesor tardaba en llegar recibía patadas de chicas como de chicos, pero me extrañaba que en la mayoria de las clases Eric no asistía... ¿por qué? Sacudí mi cabeza despacio de lado a lado al recordar aquel día en el que tres tipos me amenazaron con sus navajas y me dieron una paliza en el estómago. ¿Uno de ellos era Eric?

- ¿Juliet? Preguntó Jackson una vez levantado, llamando a la puerta.

Me asustó y me puse la camiseta rápidamente ya que en cualquier momento podía abrir la puerta, pues el seguro no estaba echado. Cuando me tapé la zona de moratones, Jackson entró abrazandome por detrás fuertemente. Apreté los dientes con tal de no chillar del dolor que me estaba produciendo. Me sentía mal, muy mal.

- ¿Qué tal has dormido, princesa?

- Oh.. no he... dormido nada.

- Últimamente no duermes mucho ¿no?

Era cierto. No podía descansar y mucho menos dormir por miedo a tener alguna que otra pesadilla en la que me prendían fuego mis compañeros de clase. Me costaba demasiado conciliar el sueño por las noches, ya fuese por los dolores musculares o por miedo a morir en una pesadilla.

- Juliet, ¿estás bien? Preguntó Jack chasqueando los dedos al ver que me embobé.

- Ahh... Jackson... necesito dormir.

- ¿No iras a clase?

Negué con la cabeza intentando mantener mis lágrimas quietas, sin que se derramaran por mis mejillas. Seguidamente, me senté en la cama despacio sin sufrir dolor.
Suspiré.

- ¿Quieres hablar de algo, bonita? Se acercó despacio, sentándose.

- No. Está todo bien. Voy a dormir, ¿vale?

Jackson suspiró extrañado por mi comportamiento, pero aún así se acercó a mi mejilla y la besó tiernamente sin dar mucha importancia. Cerré mis ojos y me tumbé en la cama de lado, arropándome.

***

Mientras que Jackson seguía en clases, yo estaba profundamente dormida, hasta que mi teléfono móvil sonó y vibró encima de la mesita del dormitorio. Cuando abrí mis ojos y miré la pantalla, contesté.

- ¿Si? ¿Quién es?

- ¿¡Tía que haces que no has venido a clases!? Pregunto gritando Karen.

- No creo que sea buena idea ir...

- ¿Es por lo que nos pasó en clases?

- Eh...no, no, eso me da igual...

- Tienes que venir, Juliet.

Suspiré levemente a la vez que cerraba los ojos recordando todo aquel momento horroroso que me hacían pasar los demás estudiantes tras la noticia.

- ¿Sigues ahí? Preguntó Karen a través de la llamada.

- Te... tengo que colgar.

Colgué pulsando la tecla del telefonillo en color rojo quedandome mirando en un punto fijo del cuarto.
Pasaron las horas de la mañana y al fin me levanté y preparé pescado en salsa con patatas, esperando a la llegada de mi querido novio Jackson.
Mientras que esperaba sentada en el sofá encendí el televisor y apoyé mis pies sobre el suelo.
Jackson pasó por la puerta lentamente mientras que me miraba distinto. Seguidamente, tiró su mochila justo al lado del sofá y sacó del bolsillo unas cuantas hojas que arrugó y las dejó sobre la mesa, acercandose ami en silencio.

- ¿Qué tal la mañana, Jack? Pregunté sonriendo forzosamente.

- No sé. Dime tú que tal te ha ido todo este tiempo sufriendo este tipo de cosas.

Dijo a la vez que estiró todas las hojas, escritas con tinta negra y dibujos que expresaban la muerte. Jack cogió hoja por hoja empezando a leer.

- Vas a morir... Tienes los días contados... No volverás a dormir... Mereces estar muerta...

Cuando acabó de leer aquellas hojas de tinta negra dejó salir un suspiro cerrando los ojos. Me mordí el labio preocupada. Se había enterado del acoso que estaba sufriendo por aquella noticia del restaurante.

- Las encontré todas en tu taquilla... ¿me puedes explicar que está pasando? Giró su rostro mirandome con algo de rabia.

- Yo.. no sé que... decir...

- Ven aquí.

Me ordenó con la voz algo borde indicandome sentarme sobre su regazo. Cuando yo me iba a sentar de lado, él rápidamente me giró sentandome de espaldas hacia él sobre sus piernas a la vez que subía mi camiseta a la altura de los hombros. Dios... las marcas...

- ¿¡Quién coño te ha hecho esto!?

- Jack... Susurré dejando salir una lágrima de mis ojos.

- Vamos a hablar.

COMPLETAMENTE SUYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora