Mi profesor.

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Había pasado más de media hora, ya no podía más, se sentía como un idiota, las matemáticas nunca fueron lo suyo, "no tengo remedio", "No hay razón para seguirme esforzando" se repetía una y otra vez mientras miraba los problemas en su hoja.

- Eres un caso perdido Tai - le dijo su profesor al pasar a lado, tenía la desgracia de tener como profesor a un recién graduado de economía, el tipo era joven y sentía que los entendía a todos a la perfección.

- No tiene que decirlo, lo sé perfectamente - respondió enojado, tachoneando el resultado que había obtenido anteriormente.

- Ese problema estaba bien - se burló- tranquilizate un poco y concéntrate - el profesor acarició su cabeza y prosiguió a revisar al resto del grupo, la mayoría ya había terminado.

El pobre Tai, frustrado y ahora solo, estaba sentado en su butaca intentando terminar con su último problema, el profesor lo miraba con una gran sonrisa desde su escritorio, esta era su última clase y había tenido que quedarse tiempo extra por culpa del chico, tampoco era como que le molestara demasiado, su alumno siempre le pareció atractivo y entre más tiempo pudiera estar con él aún mejor, se sentía un poco culpable por esos sentimientos, pero siempre y cuando todo se quedara en su imaginación no habría problema.

-¿Necesitas ayuda? - se aproximó al chico y le dió un vistazo a su hoja, se le escapó una pequeña risa, los ejercicios estaban bien pero el procedimiento estaba mal.

- Ya sé que soy idiota, déjeme en paz - intentó ocultar su hoja pero el mayor se la arrebató, garabateó y se la regresó.

- Ya está bien por hoy, vete a casa - el chico miró su libreta con los ojos iluminados, era un precioso ocho, para él era una nota muy, muy alta para sus malas calificaciones de siempre.

- Gracias - comenzó a guardar sus cosas alegremente.

- Creo que tu problema es sólo de concentración, eres bueno, sólo tienes que creértelo, si se te dificulta encontraremos como solucionarlo - Salieron del aula y caminaron juntos hacia la salida.

El profesor miraba al chico y en el camino se le ocurrió una muy buena idea.

- Te puedo dar asesoría privada, si quieres, para mejorar tu aprovechamiento en la materia - el profesor sonriente miraba al chico en la espera de una respuesta.

- No tengo tiempo - contestó cortante, Tai se apresuró y salió de la escuela.

Tres días más tarde se aproximaban las decisiones del futuro, Tai tenía que escoger una escuela preparatoria, a pesar de eso no estaba seguro si podría seguir sus estudios, sobre todo cuando lo que más se toma en cuenta para las pruebas de admisión de cualquier escuela eran las materias base. Ahora se encontraba en un dilema, era obvio lo que tenía que elegir, ya que si dejaba los estudios su padre lo echaría a la calle, bueno quizá no a ese extremo, pero no le iría nada bien saliendo la secundaria.

-¿A qué escuela piensas aplicar? - preguntó su profesor de nuevo solos en el aula.

- A la que me pida menos puntos - comenzaba a enfadarse con las estúpidas funciones de segundo y tercer grado, no entendía nada, solo veía signos raros y sin sentido.

- Deberías intentar aplicar a algo mejor, no debes desesperarte solo porque una materia está mal, ¿qué tal vas en lo demás? - el chico se sonrojo al pensar en sus otras materias.

- Creo que terminaré viviendo bajo un puente - el profesor rió y se acercó a Tai.

- Bueno sólo debes esforzarte un poco más, ya te lo dije, si se te dificulta te puedo ayudar - miró de reojo la hoja casi en blanco de su libreta.

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