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otro cap mas espero les guste chaucito y saluditos n.n



Minho no pudo evitar la sonrisa que apareció en su rostro en el mismo instante en que Kibum

localizó el paquete sobre su mesa. Se había esmerado en que fuera lo suficientemente grande como

para despertar la curiosidad de todos los compañeros de su estirado empleado. Su intención era

romper su coraza y, seguramente, convertirse en la comidilla de todos ellos lograría una grieta,

aunque fuera una diminuta. Se moría de ganas de ver cómo salía de aquella, qué se le ocurriría.

—Señor, el señor Kim lo llama por la línea dos, ¿quiere que...?

No la dejó terminar, sino que él mismo cogió la llamada, sin dejar de observarlo a través del

cristal. No importaba que estuviera de espaldas a él, podía imaginarse su indignación, en vistas de la

tensión que podía percibirse en su cuerpo.

—¿Cómo se atreve a convertirme...?

—¿Algún problema, Kibum?

Rechinó sus dientes ante el tono superior que había usado intencionadamente. Él era su jefe, Kibum

su empleado; lo cierto era que no podía hablar libremente y ambos lo sabían, al menos allí.

Si se sublevaba podían pasar dos cosas: o bien perdía su trabajo o bien se sometería al

escrutinio y rechazo de todos  las fanáticas y fanaticos de Minho. Las mujeres de la oficina lo 

adoraban, a todas las había besado, aunque no se hubiera acostado con ninguna. El trabajo era una 

cosa y el placer otra,¿verdad? Pero había ciertos límites que siempre podían rozarse sin alterar la 

norma.

—Sabe muy bien cuál es mi problema. Se llama ramo de flores, está ocupando mi mesa y

llamando la atención de todo el mundo. Sin contar las risitas por esa estú... por esa nota —terminó

obligándose a controlar su temperamento.

Y cada vez estaba más claro que lo tenía. No era ni tan frío ni tan controlado como él había

pensado.

Un punto a su favor.

—¿Hay algún problema con eso? Fue un gran beso, no pensé que le molestara. Suelo enviar

flores a los hombre y mujeres bonitas, cuando me besan como usted lo hizo. Claro que si se siente 

amenazado...

—¿Amenazado yo? ¿Por qué iba a sentirme amenazado? No me gusta ser el centro de los

chismorreos señor Choi. Soy el corrector y nada más, por favor, no haga algo similar otra vez —

terminó, aunque no se atrevió a colgar el teléfono, hecho que lo divirtió.

—Bien, señor Kim. Si tan claro tiene que no soy una amenaza para usted, entonces no

entiendo su evidente molestia. Tan solo es un«gracias» por un beso. La verdad es que deberíamos

practicar y mejorarlo, todavía queda la fiesta de fin de año, ¿verdad?

Un beso bajo el muérdago- (MINKEY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora