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olas aqui les traigo otro cap mas, si les gusta no se olviden darle a la estrellita y comentar :) chaucitooooo




Minho se sentó en la mesa que había reservado y consultó el reloj por tercera vez. Pasaban diez

minutos de las ocho y no pudo evitar sentir cierta incomodidad. Seguramente, no se atrevería a

dejarlo plantado, ¿verdad? Aunque con hombres como el nunca se sabía.

Pidió uno de los mejores vinos de la carta y volvió a mirar la hora. Si no aparecía, no se lo

perdonaría nunca. ¿Y si lo hacía? ¿Qué era lo que realmente esperaba conseguir esa noche? ¿Sexo?

La verdad era que no, necesitaba tensarlo, ponerlo contra las cuerdas, ver cuánto tiempo tardaba en

capitular. Una vez lo hiciera, probablemente perdería el interés, como le pasaba siempre. Los

hombres ya no suponían ni un reto ni un misterio, servían para lo básico: saciarse y disfrutar con ellos

y ahí se terminaba. No planeaba tener una familia, ni siquiera le gustaban los niños, y desde luego

jamás se casaría.

En una ocasión lo había tomado en cuenta, hasta que la chica en cuestión lo traicionó con su

hermano mayor. Se había casado con Siwon y a él eso ya le iba bien, tampoco tenía más 

trascendencia.

Habían roto el contacto años atrás y no planeaba recuperarlo.

Entonces, cuando se había atrevido a creer en el amor, había acabado con el corazón destrozado

y fue cuando comprendió que los hombres no se habían hecho para esas cuestiones, sino para algo

más. Algo diferente y placentero. Estaba en el mundo para gozar de todos y cada uno de los placeres

no para encadenarse a alguien que, con el paso de los años, perdería no solo el buen aspecto y la

novedad, sino todo el interés. Una vez conocías a una hombre, una vez habías gozado de el y con el

¿para qué continuar la relación? No era de esos, era un tiburón, llevaba toda su vida siéndolo. Se

deleitaba en devorar a los más pequeños y ocupar su lugar.

—¿Quiere pedir su cena, señor? —preguntó el camarero que habían asignado a su mesa.

Él negó, molesto, mirando su reloj. Sospechaba que Kibum no iba a aparecer, pero esperaría

un poco más.

—Esperaré, por ahora. Le avisaré más tarde si lo necesito.

El camarero asintió, desapareciendo sin llamar la atención. Minho sintió instintos homicidas.

¿Así que el señor Kim quería jugar duro? Pues iba a demostrarle cómo se hacía, llevaba

demasiado tiempo cazando en aquella jungla y nunca jamás una presa se le había resistido.

Moría por escuchar sus súplicas, porque cuando lo hiciera, tendría la satisfacción de

despecharlo y decirle la verdad: que nunca podría significar nada para él.

Un beso bajo el muérdago- (MINKEY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora