Aqui otro cap, se viene lo mejor. Diganme q tal les parece la historia.Sabía que probablemente no era la mejor solución, pero no se le ocurría otra.
Key tenía su mesa llena de cajas de cartón mientras recogía sus cosas. Podía empezar en otro lugar, pasar un tiempo ayudando a su padre y haciendo lo que un hijo varón tenia que hacer, aprender el negocio. No era algo tan malo.El hombre le había pedido que se diera una oportunidad, que se convirtiera en su ayudante un
tiempo, que aprendiera el funcionamiento de la tienda que heredaría su nieto y Kibum había
aceptado. ¿Por qué? La respuesta era sencilla: estaba cansado de luchar contra sí mismo, contra los
jefes que no tenían problema en propasarse con sus empleados y contra aquel mundo que lo
saturaba y le exprimía la energía.—¿Te vas? ¡No! Dime que no es verdad. —Su amigo, el ligón, se acercó a el con cara de horror. Parecía realmente preocupado por su decisión, como si fuera a echarlo de menos.
—A veces hay cosas que tenemos que hacer —explicó mirándolo con cariño, ya no necesitaba mantener una fachada, no se quedaría más allí. Se acercó a él y lo abrazó con fuerza—. Te echaré de menos —miró a su otro amigo—. A ambos.
Taemin también lo abrazó con cariño, los tres se achucharon entre risas y alguna lágrima.
—Es lo mejor —repitió Kibum como si quisiera autoconvencerse.
Los dos lo miraron.
—No vamos a dejarte en paz, planeamos seguir viéndote —advirtió Tae, abrazándolo otra
vez—. Kibum eres nuestro amigo, incluso aunque no lo creas. Siento lo del vibrador, no pensaba que
fuera hacer que...—No es culpa tuya —lo tranquilizó—. Voy a trabajar en el negocio familiar, mi padre está muy
mayor y necesita ayuda.—¿Juguetes Kim? —inquirió el guaperas sorprendido—. Adoro ese lugar, me encanta. Siempre me trae mis coches de coleccionista, consigue todos los que quiero y me los deja a un precio estupendo. Tu padre es genial.
—Gracias. Sí, es un buen hombre —abrazó una vez más a su amigo—. Gracias por todo a los dos, nos vemos. Tenéis mi número, llamadme, ¿vale?
—¿Ya no vas a dejarnos al margen?
Kibum negó.
—Es hora de que nos conozcamos de verdad, habéis sido tan buenos conmigo que... Quiero esta oportunidad.
—Como he dicho, no te librarás fácilmente —comentó su amigo—. Ven aquí, pequeño padawan. —Lo achuchó con fuerza y le besó la nariz—. Todo saldrá bien.
—Sí, lo hará.
Se apartó y los miró con una sonrisa, cogió el sobre con su dimisión y fue al despacho.
La secretaria le dio luz verde para entrar tras llamar al jefe y, de pronto, se encontró nervioso y
ligeramente angustiado frente a Minho.Trató de armarse de valor, caminó hasta su mesa y dejó el sobre encima de la pulida superficie
haciéndolo resbalar hacia él.—Mi dimisión —decretó—. Con quince días de antelación, los de las vacaciones que no me he tomado este año.
—No la acepto —espetó él, molesto—. No vas a dejar este trabajo Kim Kibum.
—Ya lo he hecho. Estoy en mi derecho.
—No seas tonto —empezó, como si fuera insignificante y le faltara un tornillo—. Lo que pase entre nosotros no tiene nada que ver con tu trabajo.
—Entre nosotros no ha pasado nada y no pasará. Dejó este trabajo por motivos personales, no quiero seguir aquí.
—Por Dios, no cometas una imprudencia —dijo levantándose y perdiendo los nervios—. Ya cometiste un error con Kim Jonghyun, no vuelvas a hacerlo.
Kibum sintió el golpe de inmediato, su estómago se encogió y su corazón se aceleró.
—No tienes ningún derecho a... —pero su voz y todo el temblaba, tuvo que guardar silencio para contenerse.
—No. Probablemente, no lo tengo, pero soy tu jefe y...
—Eras. Eras mi jefe, ya no. Acabo de dimitir. —Se giró y se dio media vuelta, caminó hasta la puerta, Minho lo detuvo con una sola frase.
—He sido un idiota, fumemos la pipa de la paz. No tires toda tu vida a la basura por un error.
Kibum no sabía por qué hacía eso, lo conocía. Había retrocedido cuando Jonghyun le aseguró mil
y una cosas que nunca se hicieron realidad, pero no cometería ese error, no otra vez.—No puedo volver a pasar por esto, Minho. No lo hagas más difícil. Ambos sabemos que solo soy un reto que ni siquiera quieres ganar.
Tuvo la buena fortuna de decir todo aquello sin llorar. El hombre contestó con un apagado:
—Eso no es cierto.
Quizá si hubiera sido más enérgico, si lo hubiera dicho de verdad y Kibum pudiera haberlo creído... quizá entonces, el habría titubeado y reconsiderado su decisión, ¿pero así? Así no. Estaba harto de llorar, harto de esconderse.
—Adiós, Minho.
***
El hombre se quedó observando la puerta en silencio y queriendo golpearse por tonto. Tomó el
sobre y leyó el contenido. Lo arrojó a la papelera y gruñó. Estaba más molesto consigo mismo que
con Kibum, había cometido un error imperdonable. Había presionado a un hombre que, al parecer, tenía
un duro bagaje detrás.Podría haber jugado la carta de la agresión que había recibido por parte de su padre, pero no había querido hacerlo. No era un sucio gusano rastrero, creía, o al menos quería creer, que aún le quedaban restos de honor.
Se reclinó en la silla giratoria y suspiró. Presionó el botón del intercomunicador y habló a su
secretaria:—Ponme con Kim Jonghyun, dile que es un asunto personal.
—Sí señor —contestó la mujer con eficacia.
Solo quedaba esperar, investigar y descubrir exactamente qué es lo que había allí, contra qué era con lo que tenía que luchar. Porque estaba claro que había algo, algo importante.
—Kim —contestó el hombre con una voz segura y directa.
—Choi Minho , creo que tenemos un amigo en común: Kim Kibum.
Un suspiro apenas contenido al otro lado de la línea, una maldición y después un agresivo.
—¿Qué coño quieres? Ya le he dicho mil veces que no quiero saber nada del mocoso.
Y sin más explicaciones colgó.
Sin embargo, de pronto, todo estaba empezando a quedar repentinamente claro.
Así que había una historia jugosa allí, interesante...
Debería hacer una visita de cortesía a Yoogeun, para contrastar información.
Tecleó en su ordenador el nombre del hombre y descargó un par de fotos. Las imprimió y las guardó en su bolsillo.
Era un hombre con una misión y tendría éxito.
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Un beso bajo el muérdago- (MINKEY)
FanficKim kibum no tenía ni idea de qué hacer cuando se encontró en medio de la fiesta de Navidad de su empresa junto a su jefe, el irresistible e insensible Choi Minho, en un una situación ¡de crisis! ¡Crisis de placer! Con las voces de todos sus emplead...