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Olaaaaaa de nuevoooo y tras una larga desaparición (todo x culpa de la uní 7.7) im back y con un capitulo muy largo . espero les guste (☆^ー^☆)



Tras una semana de distanciamiento, Minho se acercó a la juguetería.
Le había dado espacio suficiente para pensar y también había aprovechado para hacerlo; para valorar las posibles consecuencias de sus siguientes actos y descubrir qué quería en realidad y hasta dónde estaba dispuesto a llegar.

Los días habían sido tristes y solitarios, había tenido la oportunidad de tener relaciones con varias mujeres, pero no habían llegado a despertar su interés. Era como si solo uno, reacio como ninguno a estar con él, fuera
capaz de excitarlo y llevarlo a la locura. Lo ansiaba con una fuerza que nunca había sentido, o que no recordaba haber sentido antes. Quizá en la adolescencia, pero no en mucho, mucho tiempo.

Kim Kibum era pasión, la suya; era ternura, una que ignoraba desear y era su más profundo y oculto deseo.

Si algunos lo vieran, se burlarían de él. El alto ejecutivo que jamás
iba a caer en las engañosas garras del amor, allí estaba, debatiéndose entre el sí y el no. Dejando atrás la certeza de un revolcón con Kibum, por la posibilidad de un escarceo amoroso con un hombre normal,
que conseguía no solo incendiarlo de deseo, sino derrotar sus más fieles defensas.

Se apeó del coche y caminó hacia el establecimiento. Nada más abrir
la puerta escuchó los gritos susurrados y la tensión que se palpaba. Una mujer que estaba haciendo compras de última hora salió a toda prisa para no quedar atrapada en el fuego cruzado, mientras el hombre que le quitaba
el sueño retrocedía ante los avances de un hombre mucho más grande y
amenazador que el.

Era algo mayor que él, aunque no mucho. Debía medir un metro
ochenta, quizá algo más, y tenía cuerpo de gimnasio. Algunos colegas parecían matarse por ser los mejores y más perfectos en todos los terrenos, no solo en los negocios, sino también en el personal, incluyendo lo relativo a su forma física, manicura y pedicura incluidas.

Era de esos. Un metrosexual que se creía con derecho a tratar a los
demás como le diera la gana, por el hecho de que había nacido con una
brillante estrella que lo había llevado a lo más alto.

Y estaba ejerciendo ese poder sobre él hombre equivocado.

Kim Jonghyun no iba a ponerle un dedo encima a su chico. Podía ser que no fuera tan perfecto como el tipo en cuestión, pero su infancia no había sido especialmente fácil, había aprendido un par de trucos sucios.

Jonghyun era el matón de la escuela y él el pardillo.

Pero los pardillos crecían y adquirían tablas e inteligencia, los
matones solo se regodeaban en sus viejos logros; ejerciendo aquel poder sobre otros más débiles que ellos.

Carraspeó, esperó que fuera suficiente para captar su atención, no lo fue. Seguía lanzando amenazas que no podía comprender.

Kibum parecía a punto de llorar, pero se había erguido frente a él y
no se dejaba avasallar, estaba manteniendo el tipo.
«Buen chico. No dejes que se salga con la suya, amor».

Un beso bajo el muérdago- (MINKEY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora