-JinYoung -Margaret hizo una pequeña pausa antes de continuar -. Necesitas abrir tu corazón nuevamente.
ChanShik, perplejo, se apartó de la puerta. Su hipótesis fue confirmada. Margaret coqueteaba con JinYoung. A Margaret le gustaba JinYoung.
La puerta se cerró. Si descubrían que ChanShik estuvo espiando, seguramente se metería en problemas. Ni siquiera había terminado su primer día. No era momento para armar dramas.
La puerta fue golpeada por el joven, a lo que los mayores dentro de la cocina dieron la indicación de que podía entrar. Fingiendo total ignorancia, ChanShik ingresó en aquél tenso ambiente. O eso sentía él.
Margaret ya no abrazaba a JinYoung, ni siquiera le miraba. Su atención estaba puesta en el chico alto de calzado deportivo.-DongWoo me mandó por los vasos de la barra.
-Ya están todos limpios -aseguró JinYoung. Señalaba una gran cantidad de vasos que recién acababan de estilarse junto al fregadero, distribuidos en dos charolas de plástico para poder transportarles -. Te ayudaré. No creo que puedas llevarlos todos y sé lo fastidioso que es hacer doble viaje.
-Gracias, JinYoung -retribuyó ChanShik regalándole la mejor de sus sonrisas. El mayor no pudo evitar imitar aquél gesto.
Hasta el momento era JinYoung quien más le agradaba. Era un persona sencilla sin llegar a ser aburrido. Amable en su mayoría. Sus bromas eran inocentes y aunque no dieran mucha gracia, el hecho de que él se riera era suficiente para contagiar alegría.
-¿No es un amor este chico? -dijo Margaret enmarcando el mentón de JinYoung entre su diestra.
La sonrisa de ChanShik desapareció. Seguía sin poder acoplarse a la idea de que Margaret intentara conquistar a JinYoung. No podía imaginarlo aceptando los sentimientos de ella. No podía imaginarse una relación entre ellos dos.
-Es alguien muy amable -respondió ChanShik.
-Vamos. No hace falta tanta formalidad -la mitad de los vasos pasó a manos del chico de cabello morado, quien no tardó en salir hacia el comedor.
ChanShik miró a Margaret antes de poder imitar la acciones del chico mayor. No la odiaba, ni la despreciaba, una persona como ella era imposible de odiar, incluso era divertida su forma de actuar. Prefería conservar la idea de tener una jefa moralmente correcta a tener una imagen errónea.
-¡Espera! -vociferó el joven. La chorola era pesada y le hacia perder el equilibro en ciertas ocaciones.
-¿Difícil, verdad? -sonrió JinYoung-. Descuida, uno se acostumbra.
-Hay muchas cosas a las que me tengo que acostumbrar.
Faltaban diez minutos para que el reloj marcara las dos en punto y el lugar volviera a abrir sus puertas.
JungHwan y SunWoo terminaban de darle los últimos retoques a la decoración de las mesas. Tenían que verse totalmente limpias, sin rastro de suciedad, perfectamente alineadas entre si con una ejemplar simetría en todo lo que incluía a la decoración de estas.
DongWoo guardaba los vasos detrás de la barra. JinYoung, junto con Margaret, salían y entraban del comedor con los postres que deberían yacer en el mostrador de vidrio. La cocina ya estaba preparada para seguir en función, sólo se esperaba a que el lugar abriera nuevamente. Y ChanShik, con poca experiencia maniobrando un trapeador, iba limpiando de extremo a extremo, acarreando consigo una cubeta con ruedas color amarillo que seguido parecía cobrar vida pues se iba por una dirección distinta hacia donde el joven quería ir. Seguido miraba los postres del mostrador, se preguntaba cuánto tiempo se demoraba JinYoung en preparar todo y también se imaginaba el delicioso sabor que ha de tener cada uno.-Si quieres luego puedo preparar uno para ti -habló el cocinero tras notar la distracción del joven hacia sus postres. No hubo alguna respuesta ingeniosa ante su comentario por lo cual no pudo evitar sonreír -. Sigue limpiando el suelo, lo haces bien -añadió antes de poder regresar a la cocina.
Tal y como dijo el sujeto de cabello morado, ChanShik prosiguió con su labor. Sólo un poco más y terminaría. Definitivamente no estaba acostumbrado a la labores domésticas, ahora con este empleo y un departamento, tendrá que adaptarse a ellas.
-¿Por qué a ti sí te ofrece pasteles y a nosotros no? -preguntó JungHwan dibujando una mueca de reproche en sus labios.
-Porque aún no ha visto su lado oscuro -le respondió SunWoo al pelirosa.
-Nada de lados oscuros aquí -interceptó Margaret tras entrar a la cocina con el último postre que se dejaría en el mostrador -. Eso dejenlo para después del trabajo -posteriormente; casi de inmediato, se retiró.
Esos comentarios eran uno de los pocos momentos de jefa seria que Margaret tenía al día. Ella podrá tener una personalidad excéntrica, pero cuando daba una orden todos parecían obedecerle.
El suelo brillaba de limpio, el acomodo de las mesas estaba listo al igual que los vasos situados por detrás de la barra. Todo estaba listo para abrir nuevamente.
En resumen todo siguió tan monótono y tranquilo como siempre solía suceder; gente iba y venía, las comensales eran atendidas, ChanShik se trasladaba de un lado a otro llevabando las órdenes a la cocina y trayendo los platillos ya listos hacia el comedor. Toda clienta que el novato atendía, quedaba maravillada con él. Sin pedirlo sus compañeros le daban consejos al respecto, cuales no dudaba en poner en práctica. Sí, el chico es listo.-¡Hey, GongChan! -exclamó SunWoo, se encontraba un tanto atareado y la ayuda le era necesaria -. Necesito que prepares un par de cafés espresso. Estoy un poco ocupado con las malteadas.
-Claro -asintió el joven. Acababa de ingresar al comedor con un par de platos, esta vez pudo dejarlos sobre la barra con más facilidad-. Pero... ¿Cómo se hacen?
-La última cafetera de la derecha, botón grande. Es todo. Usa las tazas pequeñas. Fíjate que salga en forma de hilo continuo.
-¿Y si no?
-Entonces algo está mal.
ChanShik suspiró. Algo iba a salir mal. Lo presentía.
-¿Puedo preguntar algo? -dijo ChanShik a su compañero moreno, este sólo hizo un extraño sonido para que prosiguiera -. ¿Hay algo entre Margaret y JinYoung? -preguntó al instante en que presionaba el botón que le había sido indicado. El café salía bien. Después de todo no hubo problema alguno.
-Sí -respondió el moreno.
Las malteadas estaban listas, crema batida y un par de rebanadas de fresa les acompañaban. Lucían apetitosas.
-Son primos -añadió SunWoo -. ¿Por qué?
La expresión de ChanShik cambio en el momento; sus no tan pequeños ojos lograron abrirse de una manera poco usual y sus rosados labios dejaron entre ellos una pequeña abertura. No hubo tiempo para reaccionar o pesar en algo coherente. ¿Incesto?